Hubiera sido como buscar una aguja en un pajar, aunque también
un ejercicio inútil. No estaba. José Luis Ballester Tuliesa dio la
espalda a la gran fiesta del baloncesto balear. Su ausencia,
aparentemente injustificada, ha adquirido categoría de ofensa en
Maó, un escenario especialmente hostil para el nuevo director
general de Esports, a quien le están reprochando muchas cosas.
Estratégica y políticamente, el antiguo regatista olímpico, ha
cometido un error de principiante. Delegó en un empleado de la
Fundació Illesport, pero eso no se ajusta al tamaño de la cita.
Al margen de su denominación de origen, desde hace un buen
puñado de años, los duelos entre el Menorca y el Drac Inca han
adquirido una dimensión históricamente desconocida. Y eso es algo
que «Pepote» Ballester debería saber.
En un palco repleto, el Govern dejó su sitio vacio. No es éste
el estilo que se le presumía al actual ejecutivo, que siempre ha
pregonado su interés por el deporte de élite. Esta vez el discurso
ha quedado en evidencia. Ni tan siquiera se trataba de poner más
dinero sobre la mesa, simplemente estar ahí.
Desde que su nombramiento cobró oficialidad, el deterioro que
han sufrido las relaciones entre «Pepote» Ballester y José Luis
Sintes se han ido deteriorando de forma progresiva. El presidente
del Menorca lleva tiempo reivindicando más ayuda de la
administración para su proyecto; ha cuestionado públicamente el
patrocinio del equipo ciclista navarro y eso es algo que a
Ballester no le ha gustado. ¿Por eso no estuvo anoche en Maó?
Transcurrido un tiempo prudencial, el trabajo de Ballester en la
Direcció General d'Esports se reduce al equipo ciclista y a
fotografiarse junto a los principales iconos del mapa deportivo
mallorquín. Lo ha hecho con Jorge Lorenzo, con Carlos Moyà y en
breve tiene previsto hacerlo con Elena Gómez. Sus méritos en el
asunto del equipo ciclista son muy discutibles: Se trataba de poner
la pasta y asumir el mecenazgo.
A diferencia de algunos de sus antecesores en el cargo,
Ballester cuenta con un bagaje individual que debía distinguirlo
del resto. Es un tipo que conoce la esencia de la competición
porque ha sido uno de los mejores deportistas a los que ha dado
cobijo esta Comunitat. No todo el mundo ha ganado una medalla de
oro. Pero metido a político no parece estar aprovechando esta
circunstancia.
El director general de Esports tiene previsto desplazarse en los
próximos días a Australia y vivir en directo la final de la Copa
Davis. La presencia de Carlos Moyà en el equipo español motiva este
desplazamiento. El viaje de Ballester admite todo tipo de
interpretaciones, aunque en Menorca todavía se preguntan como
encontrará tiempo para recorrer medio mundo y llegar hasta
Melbourne si su apretada agenda le impidió estar anoche en Maó, un
enclave de fácil acceso ya que el vuelo no suele durar más de
treinta minutos.
Sea como fuere, «Pepote» Ballester se perdió un gran
espectáculo. Menorca y Drac Inca ofrecieron un partido antológico,
probablemente el mejor clásico de la historia. Se decidió todo en
los últimos segundos, entre otras cosas porque la escuadra
mallorquina mandó hacia la nada el balón que debía darle la
victoria. Como era previsible, decidieron los pequeños
detalles.
La estadística y la historia siguen hablando a favor del Menorca
Bàsquet, que sigue cobrando ventaja sobre la hoja donde se anota lo
que ocurre en estos partidos de máxima rivalidad. Desde una
perspectiva más amplia, con un equipo limitado a más no poder,
Curro Segura está sacando petroleo. El Menorca ha ganado cinco de
los seis últimos partidos que ha disputado y se está haciendo de
nuevo con un sitio entre los mejores.
Albert Orfila
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