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El mejor clásico balear de toda la historia se decidió por una simple cuestión de milímetros y unos pocos gramos de precisión. Probablemente los que le faltaron a Sergio Rodríguez en su pase desde la línea de fondo hacia las manos de Stevie Johnson a falta sólo de seis segundos para el final y con el marcador totalmente abierto (92-91). Fue esta la acción que acabó dictando sentencia en un partido antológico, disputado a todo trapo y donde el perímetro adquirió una gran dimensión. El Coinga Menorca fue quien salió ganador y reforzado de esta orgía de baloncesto, que de paso acabó abriendo un poco más de brecha en la clasificación entre los dos equipos balears. Consumido un buen trecho de la primera vuelta, los números dicen que la escuadra de Curro Segura vuelve a estar preparada para codearse con los mejores del torneo. Para el Drac Inca, las noticias siguen sin ser buenas. El equipo mallorquín evidencia síntomas de recuperación, pero no gana y sigue incrementando sus números rojos. Anclado en los últimos puestos, debe reaccionar de inmediato si quiere olvidarse de viejos fantasmas.

Refugiado casi siempre en una defensa zonal, el Drac Inca tuvo más opciones que nadie para ganar el partido. Superado el naufragio del tercer cuarto, periodo en el que encajó un parcial de 30-22, el equipo de Es Raiguer desperdició durante el último minuto y medio de partido hasta tres ataques para adquirir una renta de cuatro puntos en el marcador, pero tembló el pulso y el Menorca acabó zanjando el asunto.

Sorprendió el Inca incluyendo a Bustamante en su cinco titular. Hasta ahora, el joven base andaluz tenía la misión de dar descanso a Matías Ibarra, pero anoche fue el encargado de portar la manija del equipo desde el principio. El experimento funcionó a medias. Ibarra, que se carga de faltas personales con suma facilidad, estuvo más protegido, pero cuando estuvo en pista acabó incidiendo en este problema. Entre idas y venidas nunca acabó de estar metido en el partido y el Inca lo acusó. Hoy por hoy sigue existiendo una gran distancia entre estos dos bases. Matías Ibarra acabó jugando sólo 16 minutos y eso es un lujo que el Inca no puede permitirse.

En el otro bando, Salva Camps también acusó el mismo problema que el otro uno. Cometió demasiado pronto su tercera falta personal, aunque su cuota de protagonismo acabó siendo importante y el Menorca lo agradeció. Si en las horas previas al encuentro Chris Moss era señalado como una de las principales amenazas del cuadro mahonés, el encuentro acabó por confirmarlo. El pívot estadounidense volvió a firmar dobles dígitos (20 puntos y 10 rebotes) y fue la gran referencia ofensiva del Menorca. Moss encontró en Héctor Manzano y Floyd a dos buenos aliados. El alero disputó ante el Drac Inca su mejor partido de la temporada y John Floyd acabó anotando puntos determinantes.

La cita transcurrió siempre sobre un alambre. Diferencias mínimas en el marcador, hata que llegó el tercer cuarto. Fue cuando el Menorca adquirió su mayor renta, pero el Inca supo responder y acabó teniendo más opciones que nadie para ganar. No las aprovechó y los milímetros le traicionaron.