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La poltrona presidencial del Drac Inca vuelve a ser cosa de Joan Rubert. El hasta ahora vicepresidente e histórico fundador de la entidad de es Raiguer asume máximos poderes en los despachos del Palau d'Esports tras poco más de cuatro años alejado de la primera línea, aunque siempre vinculado en primera persona a un club del que siempre ha sido uno de sus principales valedores. El regreso de Rubert al puesto de máxima responsabilidad dentro de los esquemas de poder del club viene propiciado por la dimisión de Sebastià Penya, anunciada por el hasta ayer presidente en la habitual reunión de la junta directiva llevada a cabo en la noche del lunes. Penya alegó motivos personales para dejar atrás un largo periplo en la presidencia, iniciado en la temporada 1999/2000.

La llegada de Rubert supone mantener una línea de trabajo similar a la desarrollada hasta el momento, aunque este relevo no supone un trauma dentro de los esquemas de funcionamento del Drac Inca. De hecho, el peso específico de Rubert dentro de la directiva durante su largo periplo en la sombra ha sido importante, por lo que su aparición de nuevo en la nómina de presidencia no sorprende y no debe llevar consigo cambios radicales en la política de actuación del Drac Inca. El conocimiento de la categoría y la capacidad gestora de Joan Rubert están fuera de toda duda, siendo una persona conocida dentro de los círculos nacionales del deporte de la canasta por su labor al frente del Bàsquet Inca, al que condujo hasta su status actual después de un breve paso por la Liga EBA.

Después de ser ratificado al frente del club, dado que no se presentaron más candidaturas a tal efecto, el empresario ha decidido poner fin a un ciclo en el que el Drac Inca se ha consolidado en la categoría de plata del baloncesto nacional, firmando con ésta su octava temporada de permanencia en la LEB. El relevo de Penya, cuya labor ha sido reconocida por todos los estamentos del club, es asumido por su antecesor en el cargo y alma mater del proyecto inquense. Joan Rubert i Maura recupera el cargo que dejó en manos de Penya hace poco más de cuatro años, aunque su papel desde la vicepresidencia del Drac Inca siempre ha sido fundamental en el devenir del equipo profesional y todas sus categorías inferiores.