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Si un ojeador del Sevilla no se hubiera acercado a ver un partido de alevines entre Los Mares y el Hispalis, Alejandro Campano Hernando (Sevilla, 1978) posiblemente estaría trabajando de escayolista junto a su padre y residiendo en el Puesto de los Monos, una carismática barriada sevillana cercana al estadio del Real Betis Balompié, donde pegó sus primeras patadas. Pero su esfuerzo en las categorías inferiores del Sevilla y una llamada de Pep Bonet en el verano de 2000 aclararon su futuro. Hoy, casi un lustro después de aterrizar en la Isla con una maleta cargada de ilusiones, Campano alcanzará el centenar de encuentros con la camiseta del Real Mallorca en Primera División, un selecto club que apenas cuenta con una veintena de miembros. Desde aquel 8 de septiembre de 2001 en San Mamés ante el Athletic de Bilbao (0-1), cuando Bernd Krauss le dio la alternativa en la máxima categoría -entró por Alvaro Novo en el minuto 67-, el centrocampista sevillano ha intervenido en 99 encuentros y ha marcado 9 goles.

La vida no ha sido un camino de rosas para Alejandro Campano. La economía familiar mostraba números rojos y el pequeño Alejandro, con el graduado escolar recién sellado, aparcó sus sueños de grandeza para trabajar con su padre. Pero el progenitor, que llegó a jugar en el filial del Sevilla, se sacrificó para que su primogénito pudiera acabar lo que había empezado.

Alejandro, el mayor de dos hermanos, se decantó por el Sevilla a pesar de que el color verdiblanco predominaba en su casa. Campeón de la Copa del Rey juvenil, se le señalaba como una de las más firmes promesas de la cantera al nivel de sus compañeros de promoción Jesuli, Marchena, Gallardo o Reyes, su gran amigo dentro y fuera del terreno de juego.

Pero la idílica relación se fracturó en el verano del año 2000. El descenso a Tercera del Sevilla B -ese mismo verano bajó el primer equipo a Segunda- obligó al club hispalense a replantearse su cantera y Campano fue uno de los descartados. Entonces, apareció la llamada del Mallorca.

Debut oficioso
Su debut oficioso llegó en la Copa Intertoto. Campano vistió la camiseta rojilla ante el Ceahlaul Piatra rumano junto a Miki, Cordero, Novo, Robles, Güiza, Roberto Merino, Viale o Jesús Perera, entre otros. Esa frustrada experiencia -el equipo B no pasó la eliminatoria- inició su aventura isleña en la disciplina del filial. Campano completó una buena campaña en Segunda B, fue un fijo en las alineaciones -disputó 36 partidos- y el tercer máximo realizador del equipo tras Güiza y Jesús Perera. La mayoría de sus 8 goles llegaron de lanzamiento de falta, una de sus especialidades.

Campano vivió desde el banquillo el extraordinario final de temporada. Luis Aragonés, que meses atrás le había subido a la primera plantilla para entrenar, le convocó en dos ocasiones en la recta final del campeonato... pero no llegó a debutar.

Si el estreno oficioso había sido en la Copa Intertoto, su debut fue de traca. Y es que Campano puede presumir de haber debutado como titular en el Mallorca nada menos que en la Liga de Campeones, el 11-S, ante el Arsenal. El sevillano, que tres días antes (8.9.01) se había estrenado en la Liga en San Mamés, fue la gran sorpresa del once y firmó un encuentro soberbio. Volvió loco al ahora jugador del Barça Van Bronckhorst y se reivindicó como algo más que una promesa.

Aquella primera temporada en la elite firmó sus mejores números. La lesión de Ibagaza le abrió las puertas de la derecha -Novo se trasladó a la izquierda- y cada partido iba a más. Su primer gol con el Mallorca fue...al Sevilla, un tanto que le sirvió para quitarse una espina que tenía clavada. Después también mojó ante la Real, Deportivo y Alavés. Disputó 42 partidos oficiales, 31 de ellos de Liga, y anotó cuatro goles.

Hace dos campañas no confirmó sus progresos y apenas alcanzó los 25 partidos en la Liga, sin marcar ni un gol. Eso sí, disfrutó de la conquista de la Copa del Rey al sustituir a Samuel Etoo, el héroe de la noche, en el minuto 87, con la grada mallorquina festejando el título y alabando al camerunés. La pasada campaña, Jaime Pacheco le menospreció al compararlo con Novo («por algo el Atlético fichó a Novo y no a Campano»). La llegada de Luis y la incorporación de Finidi, sin embargo, le despertaron de su letargo. Vivió una semana mágica, con dos golazos al Betis, otro al Villarreal y al Copenhague en apenas unos días. Una lesión cortó de cuajo su mejor momento con la camiseta rojilla y perdió su plaza. Pese a todo, acabó el torneo con 30 partidos de Liga y 4 goles.

En el presente campeonato, el fichaje de Jorge López le relegó a un segundo plano en el tramo inicial de la Liga. En los últimos encuentros, sin embargo, Héctor Cúper le ha entregado los galones y Campano, que suma 13 partidos, se lo ha agradecido en el terreno de juego. Hoy, en La Rosaleda, cruzará el umbral de los 100 partidos de Liga con el Mallorca. Quien se lo iba a decir al pequeño Alejandro cuando comenzó a pegarle patadas al balón en el Puesto de los Monos.