Fueron dos temporadas aciagas para los blancos, con el ya
fallecido Ramón Mendoza en la presidencia. En la primera,
defendiendo el título de campeón de Liga, acaba tercero en la
clasificación a once puntos del campeón, el Barcelona, cuando aún
las victorias se contaban por dos puntos. En la Copa del Rey no
tuvo mejor suerte ya que fue eliminado por el Atlético de Madrid en
los octavos de final. Tras empatar a uno en el Santiago Bernabéu
(goles de Rodax y Hugo Sánchez), en la vuelta disputada en el
Vicente Calderón los rojiblancos vencieron 1-0 gracias a un tanto
de Donato.
En Europa, el conjunto madridista no tuvo mejor suerte y fue
eliminado por el Spartak de Moscú en cuartos de final, tras perder
1-3 en Madrid en el partido de vuelta (0-0 en Moscú). La temporada
siguiente, con Radomir Antic en el banquillo a principios de
temporada y con Leo Beenhakker al final, tampoco pudieron levantar
ningún trofeo. En ese año empezó el síndrome de Tenerife, ya que
los madridistas perdieron en la última jornada de Liga 3-2 dejando
el título en manos del Barcelona, que les aventajó en un punto al
final de la temporada.
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