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Levante está que arde. En pleno retroceso, el club valenciano no sólo está acusando la presión del Mallorca, que le ha recortado ocho puntos en las cuatro últimas jornadas, sino que su planta noble es un auténtico polvorín. La semana pasada, unos desconocidos prendieron fuego a la tienda oficial de la entidad. Y el pasado domingo, tras la derrota en Albacete, su presidente Pedro Villarroel tuvo que soportar los insultos de una nutrida representación de la afición granota. Esos gritos empujaron a Villarroel a meditar incluso la posibilidad de dimitir. Para tratar de apaciguar los ánimos, el Consejo de Administración de la SAD levantinista se reunió de carácter extraordinaria para respaldar a su presidente y, a su vez, pedir calma a la afición.

En una nota pública colgada en la página web, el Levante «condena públicamente el desagradable incidente que sufrió nuestro presidente, Pedro Villarroel, quien tuvo que soportar los injustos agravios de un sector de la afición». «Y justamente -prosigue la nota- a esos aficionados, así como el resto de la afición en general, queremos trasladarles que cualquier crítica, razonada y respetuoso, siempre será bien acogida por los consejeros y asesores del Levante, pero desde luego que no lo será en la desagradable forma en que se produjo la que acabamos de reseñar».

El club, asimismo, solicita el máximo apoyo en las tres jornadas que restan para la conclusión del torneo: «Le rogamos a nuestra afición, al público valenciano amante del fútbol y a todos los medios de comunicación que, hasta que no se consiga el objetivo matemáticamente, quede al margen de cualquier crítica hacia estamentos y jugadores del club. Nuestro único objetivo es ganar al Barcelona y somos capaces de ello». La nota concluye con un llamamiento para que la afición granota llene el campo en el encuentro ante el Barça.