Cúper y Grande, en el centro, durante la presentación del Mallorca.

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No cabe duda que fue la primera gran noche de Grande, obsesionado desde hace tiempo en desempolvar el Ciutat de Palma y recuperar también un buen pedazo de la liturgia veraniega. Dio el Mallorca señales de vida y desfiló ante su hinchada en pleno agosto, algo que no sucedía desde que el club se mudó an Son Moix.

La poesía fue el vehículo elegido por el nuevo presidente en su primer cara a cara con la afición. Grande recurrió a la pluma del joven Alejandro Moll Chacón para trasmitir un mensaje ilusionante y regenerador, dos de las señas de identidad del nuevo proyecto balear.

Grande no dudó en recordar que «su» Mallorca tiene en nómina «al mejor entrenador del mundo». De hecho, fue de nuevo Héctor Cúper uno de las grandes referencias de la puesta de largo bermellona. Se llevó el técnico argentino la mayor ovación. No cabe duda que su crédito sigue intacto. En Mallorca, Cúper es Cúper.

Las luces, los fuegos artificiales y las voces de Cap.pela adornaron con lujo los prolegómenos de un Ciutat de Palma cuya herencia fue un partido caliente y un resultado frio. Superó el Mallorca en casi todo al Hertha Berlin, que sin embargo obtuvo la mayor de las recompensas.

Se ha disparado la cuenta atrás. La Liga llama a la puerta y el Mallorca ha acelerado su trabajo en los despachos. Cúper parece tener la última palabra en el extraño «caso Olembe», que ahora suspira por enfundarse la camiseta bermellona. Habrá que sopesar muchas cosas, entre ellas, la incuestionable calidad del futbolista y también su díscola actitud. Para el «9», Charisteas ha cobrado ventaja.