Despojado de las cadenas del descenso, fuera de la celda de
castigo tras un mes en las cavernas, el Mallorca comienza a
observar el campeonato desde otro punto de vista. Las huestes de
Cúper han escapado de la espiral derrotista del inicio de campaña y
los jugadores ya ven la luz, aunque la situación del equipo
requiere continuidad. Hoy visita al Cádiz con la autoestima
reforzada y dispuesto a mantener su escalada. Víctor Espárrago y
Héctor Raúl Cúper, que vivirán hoy su primer enfrentamiento,
muestran sus dibujos en un duelo de marcado carácter táctico entre
dos equipos en línea ascendente -el Cádiz sólo ha perdido dos de
los nueve últimos partidos, el Mallorca suma dos jornadas de
imbatibilidad-, aunque separados por cuatro puntos y cuatro puestos
en la clasificación. La confirmación a la mejoría de las dos
últimas jornadas y la búsqueda del primer triunfo de la temporada a
domicilio completan los atractivos de la función (17.00 horas.
Ramón de Carranza).
El grupo balear se ha desprendido de la fragilidad de las
primeras jornadas para adquirir una imagen más coriácea. Las dos
jornadas que suma sin perder han reforzado la autoestima de una
plantilla que comienza a captar la filosofía Cúper. Todavía hay
despistes. Pero la mayoría de vías de agua se han sellado a base de
orden y concentración, aunque sin demasiado fútbol.
El Mallorca encara el duelo con los mismos postulados que en
citas precedentes, pero con una cifra mágica en el transfondo: sólo
ha sufrido una derrota en los cuatro últimos partidos, su mejor
marca de la temporada, tras puntuar ante Racing (0-0), vencer al
Celta (1-0) y empatar con diez frente al Sevilla (1-1). A pesar de
ese registro y de sus sensaciones, las huestes de Cúper divisan las
arenas movedizas por el retrovisor y no pueden bajar la
guardia.
Y no es precisamente el Carranza el lugar idóneo para asomar la
cabeza a la superficie. Aunque el grupo balear sólo ha perdido una
derrota en sus cinco últimas visitas y conquistó el trofeo de la
ciudad hace dos años, la tacita de plata se ha convertido en fruta
prohibida para los rivales. Sólo el Real Madrid en la primera
jornada abandonó Cádiz con el equipaje cargado de puntos. Después
empataron Villarreal y Celta (1-1) y dobló la rodilla el Athletic
(1-0). Además, la fortaleza como local contrasta con la debilidad
rojilla a domicilio. Sólo ha marcado un gol lejos de Son Moix, el
de Fernando Navarro al Getafe que le dio su único punto foráneo. El
resto de entregas han desembocado en goleadas: Camp Nou (2-0),
Bernabéu (4-0) y Villarreal (3-0).
El grupo de Cúper llega a la contienda con su moral reforzada,
aunque con un puñado de hombres en la enfermería. A las bajas de
Eduardo Tuzzio, lesionado, y Fernando Navarro, sancionado, se une
la de Alejandro Campano, por una distensión leve en su rodilla
derecha. Entró en la lista Cristiano Doni, ausente el pasado
domingo por una elonganción muscular, que podría entrar en el
segundo tiempo.
Héctor Cúper sólo moverá sus piezas por obligación. El Pancho
Maciel volverá al lateral izquierdo ante la sanción de Fernando
Navarro. En el centro de la zaga, el técnico argentino apostará por
la pareja de italianos formada por Mark Iuliano y Alessandro
Potenza, un dúo transalpino que se estrenará en el torneo por la
lesión de Eduardo Tuzzio, un tipo que ha taponado la hemorragia
defensiva, pero al que le persiguen las molestias musculares.
Otra de las caras nuevas se producirá en la sala de máquinas.
Cúper regresará a un doble pivote de contención, esta vez formado
por Borja y Pereyra, una pareja de medio centros también inédita
durante el curso. Cúper, no obstante, no descarta a Doni. El
talento del italiano se cotiza al alza y si hoy amanece recuperado,
podría jugar de inicio al lado de Pereyra.
En la banda derecha se mantendrá Jonás Gutiérrez, mientras que
Tuni, el jugador más en forma de la caseta, se incrustará en el
carril izquierdo. Arriba, se ubicarán Juan Arango y Víctor
Casadesús, que tratarán de fijar a la zaga gaditana, la tercera
menos goleada del torneo.
Echar el cerrojo a la portería y aprovechar alguna contra se
antoja clave para salir indemne de un estadio que transforma cada
contienda en una fiesta.
Ganar en el Carranza traería el maná de los puntos, pero también
una notable ración de autoestima y de confianza de cara al próximo
compromiso de Montjuic.
Ante este Mallorca armado de orden y autoestima aparecerá un
Cádiz en voz alta que parece haber disipado las dudas que sobre su
plantilla recayeron en el inicio del campeonato. Sólo ha perdido
dos partidos en los dos últimos meses (3-0 en el Calderón y 2-0 en
El Sadar) logrando resultados de postín: triunfos en el El
Sardinero y Montjuic y empates en el Pizjuán y Mendizorroza.
El Cádiz se presenta envuelto en un manto de modestia, pero
dispuesto a no desaprovechar la oportunidad que le ofrece el
destino. Víctor Espárrago, que apartó al Mallorca de un ascenso en
la promoción de la temporada 1992-93 cuando dirigía al Albacete,
dispone de una plantilla cargada de curriculum.
Tiene un bloque con peloteros del talento del argentino Matías
Pavoni o del canario Jonathan Sesma, que militó en el filial del
Mallorca hace más de un lustro. En la retaguardia impone sus
galones el veterano De Quintana y bajo los palos se sitúa Armando,
el Zamora de Segunda el curso pasado, que ha recibido la mitad de
goles que el grupo balear. El oficio de Oli completa un grupo
interesante que lucha por su supervivencia tras doce años en el
purgatorio.
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