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Óscar González|BERLÍN
El francés Zinedine Zidane, uno de los mejores jugadores del mundo en el último decenio, clausuró su magistral carrera deportiva con una expulsión en la final de la Copa del Mundo contra Italia y una derrota por penaltis que le impidió ser dos veces campeón del mundo. El capitán francés fue expulsado en el minuto 110 de la final en el estadio Olímpico de Berlín tras propinar un cabezazo en el pecho a Marco Materazzi, con quien estaba intercambiando unas palabras desde una jugada anterior. Zidane había adelantado a su equipo en el minuto 7, al ejecutar un penalti pero la agresión a Materazzi puso en borrón en una ejemplar hoja de servicios.

El árbitro argentino Horacio Elizondo consultó con uno de sus asistentes, quien le confirmó el incidente y acto seguido le mostró la tarjeta roja a Zidane, que jugaba ayer el último partido de su carrera deportiva.

Apenas cumplidos los 34 años, Zinedine Yasine Zidane abandona los campos de fútbol y abre la senda de su mito. Alfredo di Stefano, «O rei» Pelé, «El pelusa» Diego Maradona y «El flaco» Johan Cruyff tendrán que apretarse para hacerle un hueco a «Monsieur» Zizou.

El talento del francés, nacido en el seno de una familia de origen argelino en el popular barrio marsellés de La Casteillane, le ha llevado a alzar todos los grandes trofeos que propone el fútbol, tanto los colectivos como las distinciones individuales.

Campeón del mundo, de Europa, de la Liga de Campeones, de las ligas italiana y española, Balón de Oro de 1998, tres veces mejor jugador de la FIFA (1998, 2000 y 2002), son algunas de sus recompensas.

A diferencia de otros de los residentes en el Olimpo del fútbol, Zidane muestra un carácter introvertido, ajeno al ruido que rodea al deporte que practica.

Su vida privada, que comparte con Veronique, una francesa de origen español, con sus cuatro hijos, Enzo, Luca, Théo y Elyas, y con su basto clan familiar, es una fortaleza que el jugador cuida con celo.

A lo largo de su carrera, Zizou ha soportado mal las obligaciones de ser un ídolo de masas y se diría que aguarda el retiro con impaciencia para volver a vestirse el traje de persona humilde que le parecía reservado por sus orígenes.

Hijo de emigrantes kabiles, Zidane nació el 23 de junio de 1972 y pronto se interesó por el deporte, primero por el judo, pero enseguida le picó el virus del fútbol.

Ansioso por seguir los pasos de su admirado Enzo Francescoli, al que vio en el club de su ciudad, el Olympique de Marsella, Zidane se instaló con tan sólo 14 años en Cannes, lejos de su familia, en casa de un directivo del club local que le acogió como a un hijo. Allí debutó en primera división con 17 años y fue ascendiendo peldaños y ganando fama.