Gregorio Manzano Ballesteros (Bailén, 1956) está a punto de celebrar su tercera Nochevieja como entrenador del Mallorca. Después de apartar al equipo balear de la amenaza del descenso, el jienense se ha propuesto acabar con la mala racha de resultados e iniciar con buen pie su camino por el 2008. Mientras tanto, analiza para este diario todo lo que ha dejado atrás en los últimos doce meses.
-¿Qué balance hace del 2007?
-Desde el punto de vista deportivo ha sido un año muy estable. Arrancamos con una clasificación un poco angustiosa y lo acabamos de un forma un poco más equilibrada. Entre una cosa y otra ha pasado de todo, pero el 2007 nos ha dado más satisfacciones que desencantos. Quedará en el recuerdo como un año muy positivo.
-Desde el año 2001 no se conseguían tantas victorias (15) a lo largo de un año natural.
-No tenía esa cuenta, pero me alegro, porque es una media importante si tenemos en cuenta que somos el Mallorca. Hemos tenido muchas dificultades en casa y ese balance dice mucho del trabajo que ha hecho el equipo.
-¿Qué le ha faltado para que fuera un año perfecto?
-En el fútbol la perfección no suele existir porque hay muchas factores que influyen a la hora de conseguir una felicidad completa. Señalaría algunos puntos que hemos perdido en casa, como el empate ante el Sevilla o la derrota ante el Valencia de la temporada pasada. Ya en este curso, apuntaría al partido del Villarreal, que no lo habríamos perdido de no haber sido por una decisión arbitral, y al del Valencia, en el que merecimos algo más. En líneas generales, el aficionado se ha ido muchas veces a su casa contento y al fin y al cabo, de eso se trata.
-¿Cómo valora lo que ha transcurrido de temporada?
-Está siendo muy complicada. No hemos tenido muchos sobresaltos, pero ha habido muchas cosas que no han venido de cara. Las lesiones han sido muy inoportunas, porque la plantilla podía haber cogido un poco de aire. Me hubiese gustado arrancar el año con todo el grupo sano. Eso, unido a los contratiempos arbitrales, nos hacen cerrar el 2007 con algún punto menos. Pero esto no hay quien lo cambie y debemos mirar hacia adelante.
-¿El octavo puesto es el techo del equipo esta temporada?
-La verdad es que entre los siete primeros y el resto hay un escalón importante, porque de ahí hacia abajo empieza otro torneo. Hace unas cuantas jornadas no era así y eso demuestra que la Liga española tiene un potencial enorme. Un par de buenos resultados hacen que te eleves o te derrumbes. Todos los puntos que hemos sumado este año nos han costado mucho sudor, pero queda mucho camino por recorrer y no sé muy bien dónde está nuestro techo.
-Lo que parece es que la permanencia va a estar más cara que nunca.
-Supongo que sí, pero nunca se sabe. En nuestro caso, hay que ir paso a paso. Ya hemos mejorado lo del año pasado y ahora sumaremos todo lo que podamos para atar la permanencia cuanto antes. Ese pensamiento lo compartimos con otros diez o doce equipos y cuando lo hayamos materializado, nos tiraremos a campo abierto a por una posición más elevada. Es el discurso del Mallorca y nuestra realidad. No podemos marcarnos otras metas que no sean realistas.
-¿No cree que en el discurso de «somos el Mallorca» se esconde un complejo de inferioridad?
-Cuando he dicho que somos el Mallorca es porque entiendo que ya somos un equipo de Primera. Se ha olvidado la inestabilidad, pero tenemos una estructura social muy concreta. No estamos entre los seis mejores de España y eso no significa que no queramos estarlo. Tenemos que aprender a disfrutar lo que tenemos y no estar continuamente insatisfechos. Me gusta como trabajamos y como se nos ve desde fuera y desde dentro, por eso hay que aprovecharlo.
-Todavía no ha ganado ningún partido en diciembre con el Mallorca. ¿A qué se debe?
-Es verdad, siempre pasa algo (risas). Supongo que algún día se romperá la racha, pero son las casualidades que tiene el fútbol. En la carrera de un entrenador las estadísticas aparecen y desaparecen. Ésta es una más.
-Ocho expulsados en diecisiete jornadas ¿Se cree la teoría de la conspiración que flota en el entorno?
-En absoluto. No quiero perder ni un minuto pensando en eso, porque si alguien lo pudiera demostrar sería muy injusto y antideportivo. Es verdad que me gustaría que las decisiones de los árbitros y los comités siguieran un mismo criterio. No somos un equipo demasiado mediático, ni creamos demasiados problemas, pero no podemos creernos esas conspiraciones porque no iríamos ni a entrenar.
-¿Qué parte de responsabilidad tienen ustedes en esas expulsiones?
-La autocrítica es muy positiva y en nuestra primera expulsión ya la hubo. No es una excusa porque nunca ha sido mi estilo, ni justifico a los jugadores. He analizado con los futbolistas todas ellas y no pensamos que somos los buenos, ni que los árbitros son los malos. Pero también es cierto que no nos han castigado de la misma forma que al resto.
-¿Las lesiones le han hecho replantearse la confección de la plantilla que tiene ahora mismo?
-No nos habíamos planteado nada y creemos que podemos aguantar con lo que tenemos. Si volvemos a sufrir algún problema en los puestos en los que andamos escasos, sí que tendríamos que ir al mercado. Pero para traer a alguien que no pueda aportar nada distinto, no merece la pena. De aquí al 30 de enero ya se verá. Tampoco hemos pensado en ceder a nadie, en parte, porque no sabemos qué pasará en la eliminatoria de Copa. Tenemos muchos lesionados y no se nos pasa por la cabeza.
-¿Le ha sorprendido alguno de los jugadores que han llegado este año?
-Me ha sorprendido Webó porque es un jugador diferente a lo que teníamos, aunque no hayamos podido disfrutarlo, ni contagiarnos de su carácter. También la claridad de Güiza ante el gol, el buen hacer de Borja, que no ha encontrado su techo, o la buena adaptación de Castro, que es uno de los que mejor golpea la pelota. Lux ha demostrado que es un portero muy válido, David Navarro, que es un central de entidad y Molinero no ha tenido muchos minutos por la competencia de Héctor.
-¿Qué le ocurre a Arango?
-Es el típico jugador que a todos nos gustaría que brillara cada partido, pero tienes unos rasgos concretos y si se los cambiáramos, no sería él. Debemos analizarlo según sus cualidades. Es frío, técnico, buen cabeceador, poco sensible, siempre tiene el mismo estado ánimo... Hay que quererlo tal y como es. Al margen de eso, siempre trato de exigirle más porque si no está al cien por cien, nos resentimos. Ése es uno de mis dolores de cabeza más habituales.
-¿De qué va a depender que cristalice su renovación?
- Estoy muy a gusto y muy feliz y me gustaría continuar siéndolo. Para eso me gustaría que se siguieran haciendo bien las cosas. No lo dudo, pero hay que hablarlo. También que se diera un salto de calidad y que hiciéramos un esfuerzo entre todos.
-¿Qué le pide al 2008?
-En el terreno personal, mucha salud y que nos sigamos viendo muchos años. En lo deportivo, que cumplamos nuestras metas, la felicidad consiste en eso. Quiero que la afición esté orgullosa del equipo, que lleguemos a Europa y que ganemos la Copa del Rey. Por ilusión, ganas y dedicación no será. Soy un trabajador incansable y un soñador.
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