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Jorge Muñoa|VITORIA
El DKV Joventut aligeró la tensión copera vivida en la jornada inaugural de la Copa del Rey con una victoria indiscutible, irreprochable y nunca amenazada por un Pamesa Valencia que a estas alturas todavía no se ha enterado de que en Vitoria se está jugando un título muy codiciado.

El Pamesa soportó la responsabilidad de la eliminatoria cinco minutos. Los cinco primeros minutos. Luego, acompañó respetuosamente al Joventut hasta la puerta para despedirle y desearle suerte en las semifinales. No hubo intriga en el tercer asalto de cuartos de la Copa. Los verdinegros sólo tuvieron que dejar hacer a Rudy Fernández (quince puntos en la primera parte) para adjudicarse un puesto en la segunda ronda. El Joventut se movió más rápido, buscó antes el objetivo y trabajó mucho en defensa para dejar que el alero de la selección española ejecutará la otra parte de plan en el aro valenciano. Ni siquiera la brega del puertorriqueño Rubén Douglas y de Víctor Claver en ataque metió al Pamesa en la pelea.

El equipo feudatario de La Fonteta vio la Copa desde lejos, como un espectador neutral, igual que si persiguiera sombras etéreas. Los dos únicos hombres que funcionaron al ritmo de una eliminatoria copera fueron Douglas y Claver. El base evitó que el castigo al descanso adquiriese tintes de condena con un triple campo propio (39-33).

Los doce puntos del puertorriqueño hasta el descanso sostuvieron al Pamesa en pie, pero no lo bastante como para inquietar a un Joventut tranquilo, confiado, ajeno a la presión de estas eliminatorias. Aíto ha trabajado la mentalidad colectiva de los suyos para salir a jugar cada partido sin reparar en el siguiente o en cosas externas al compromiso del día.

El Joventut acumulaba una factura tremenda contra el Pamesa. No era el rival más indicado para dar rienda suelta al optimismo. En los veinte enfrentamientos previos entre ambos, dieciséis terminaron con triunfo valenciano. Algunas veces en el mismo entorno, la Copa. En Málaga 2007, el Akasvayu puso en muchos aprietos a 'La Penya', que pasó los cuartos con un apurado 82-84. En Vitoria 2007 todo discurrió como la seda para el Joventut. Once puntos de Rudy Fernández en el primer cuarto alisaron el camino hacia la segunda semifinal de Copa en dos temporadas. Lleva tiempo el Joventut rondando el título (en 2004 disputó la final) y, al menos en el primer partido de esta edición vitoriana del campeonato, actuó con una sobriedad y una calma, con una normalidad, que cabe pensar en los verdinegros como una alternativa sólida al éxito. A los doce minutos, el marcador transmitía el desequilibrio que había sobre la pista (28-14). El griego Fotsis Katzikaris, que debutó como técnico del Pamesa contra el Joventut y que nunca había capitulado frente al conjunto badalonés, nunca encontró la tecla para hacer funcionar la máquina. Los valencianos aguantaron el tipo gracias a Douglas y Claver, pero éstos también desaparecieron después del intermedio (39-33). El Pamesa quiso, seguro. Lo intentó, sin duda. Pero no fue su tarde. Le faltó mucho punch. La eliminatoria ya había perdido cualquier atisbo de incertidumbre. El tercer cuarto consistió en una fase de transición hacia el periodo final, hacia un desenlace que todo el mundo conocía por anticipado. También los hombres del Pamesa, que a falta de cinco minutos sufrían con veintidós puntos de desventaja en el tanteador (70-48) para recordarles que habían fallado en una tarde que no admitía errores ni flaquezas. Ricky Rubio ni siquiera necesitó involucrarse en las labores de anotación del Joventut para decantar la eliminatoria del lado verdinegro. Eso sí, cuatro minutos y pico antes de la bocina, robó un balón, corrió la banda con ese estilo inconfundible de genio adolescente y la hundió hasta el codo en el aro valenciano (74-48). Ya no había que mantener la pose. Lo celebró, la canasta y la clasificación, con el estadounidense Demond Maillet al modo de los playground (canchas en la calle), norteamericanas. Un salto vertical, un golpe pecho contra pecho y una ovación del Buesa Arena. El Joventut no dejó lugar a la discusión. Ganó de principio a fin, de arriba a abajo, de derecha a izquierda y de Norte a Sur.