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El Sanse aprovechó ayer los carnavales de Las Palmas y se disfrazó de nuevo de matagigantes para apear de la Copa de la Reina al Ícaro Palma en un partido épico y espectacular. La confianza de las madrileñas tras superar al Spar Tenerife Marichal les permitió repetir otro encuentro sin apenas fisuras en el que el conjunto mallorquín realizó más concesiones de las que acostumbra y en el que perdió la oportunidad de lograr un billete a la Liga de Campeones por la vía del torneo del KO.

El 0-3 inicial del Sanse y el recuerdo del sufrimiento acumulado ante el Jamper Aguere sirvieron de aviso al grupo de Ernesto Rodríguez. El Ícaro empezó a funcionar apoyado en la categoría de Aurea Cruz, que inició su particular recital desde el servicio enjugando la renta madrileña y poniendo en ventaja a las isleñas.

El electrónico llegó a reflejar un 18-20 peligroso para los intereses de un Ícaro que tiró del oficio de Ritschelova y de nuevo de Cruz para empezar a inclinar la balanza de su lado con un trabajo 25-22 en 25 minutos de juego.

El traspiés del primer set dio la impresión de afectar a la moral del Sanse, pero nada más lejos de la realidad. La inercia positiva propició el dominio del Ícaro, que se encomendó de nuevo Cruz para paliar los errores al remate de una Dorota Swieniewicz que no tenía su tarde. La igualdad reinó hasta un nuevo 18-20 que obligó a Ernesto Rodríguez a redistribuir nuevos papeles.

No obstante, el conjunto madrileño no iba a dejar escapar la oportunidad de igualar la contienda aferrándose a una defensa que generó cierto nerviosismo hasta en el palco, donde el conseller d'Esports, Mateu Cañellas, el director d'Esports, Biel Gili, y la consellera d'Esports del Consell, Dolça Mulet, compartían la tensión de un Carlos López que no estaba disfrutando del momento.

El Sanse dispuso de tres ocasiones para anotarse el set y a la segunda niveló las fuerzas 23-25 en 28 minutos. Los presagios se teñían de pesimismo cuando el Sanse tomó la delantera en el tercer set (0-4), pero el Ícaro reaccionó y de qué manera, aunque hubo que espera hasta el tiempo técnico al que se llegó con 5-8. Un parcial de 7-0 permitió a las mallorquinas poner tierra de por medio. Los nervios atenazaron a las palmesanas en el tramo final y las distancias se redujeron hasta el 22-21.

El Ícaro desaprovechó dos puntos de set, el Sanse se le echó encima y Glod y Swienewicz erraron su saque. Las madrileñas no desecharon las concesiones y tomaron la delantera en el marcador (27-29).

El Ícaro se adentraba muy tocado en el cuarto set y llegó a acumular una desventaja de siete puntos (9-16). Ernesto Rodríguez se la jugó sentando a una desconocida Swienewicz apostando por la júnior Yamila Nicetich y el revulsivo tuvo efecto. Entre el miedo a ganar del Sanse y la casta del Ícaro, que realizó demasiadas concesiones al saque, se redujeron las distancias y en un final de infarto y tras desaprovechar las madrileñas tres puntos de partido el Ícaro forzó el quinto set aprovechando su quinta pelota de set. El Ícaro volvió a conceder ventaja en el inicio del set y en el quinto el margen de maniobra es mucho más reducido. Reaccionaron las mallorquinas hasta llegar a colocarse por delante (7-6 y 11-10), pero el Sanse aprovechó el gran partido de Butnaru y Barros para dar su segunda campanada y apear a las isleñas y plantarse en la gran final de esta competición.