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Guillermo Ortego El Atlètic Balears, con una de las mejores plantillas de la categoría, sino la mejor, y confeccionada única y exclusivamente para conseguir el ascenso a Segunda División B, se proclamó el pasado domingo en Cala d'Or campeón de Tercera División por décima vez en su historia y consiguió de esta manera el primer objetivo marcado por la directiva a principio de temporada, clasificarse entre los cuatro primeros, para de esta manera, afrontar el segundo y más importante, el ascenso a la categoría de bronce del fútbol español.

Con una plantilla compensada y dos jugadores por posición, el equipo blanquiazul ha dominado el campeonato de principio a fin y ha sido líder de la competición en 35 de las 38 jornadas disputadas. El equipo ha finalizado primero con 84 puntos, uno más que el segundo clasificado, el Mallorca B, después de ganar 25 encuentros, empatar 9 y perder 4, con 83 goles a favor y 33 en contra. Ha sido el equipo más realizador de la categoría y el único que no ha perdido ningún partido en casa, donde ha sumado 41 puntos, mientras que fuera ha sacado 35, lo que le convierte en el segundo mejor equipo a domicilio, por detrás del filial mallorquinista.

El hecho de tener las posiciones bien cubiertas, ha permitido al entrenador que los jugadores entren en las rotaciones cuando ha sido necesario, sobre todo por las lesiones, sin que el rendimiento se haya resentido. El ejemplo más llamativo es el del delantero Lucas Pou, que tras un inicio espectacular de competición, en el que anotó 14 goles, se ha perdido más de media temporada por una lesión, aunque su puesto ha sido bien cubierto por el resto de jugadores de ataque, caso de Santos o Nevado.

Otro contratiempo que ha tenido que superar el conjunto blanquiazul durante la competición ha sido el relevo de Toni Cazorla en el banquillo sustituyendo a Tomàs Gibert tras tres derrotas en cuatro partidos a domicilio. Pero el compromiso de los jugadores con el club y con el proyecto ha hecho que éste no se resienta y hasta la fecha se hayan cumplido las expectativas.

El entrenador de los de Vía de Cintura, Toni Cazorla, afirma que el equipo ha finalizado la Liga regular «con buenas sensaciones pero las lesiones nos han impedido valorar a todos los jugadores, por lo que la falta de contiunidad ha hecho que no todos estén al cien por cien. De todas formas estamos contentos porque la gente tiene una actitud muy buena».

Ahora llega la hora de la verdad, las eliminatorias que determinarán el futuro deportivo inmediato del equipo. El primer rival que deberá superar para consumar el ascenso dentro de cuatro semanas es el cuarto clasificado del Grupo 2 (Asturias), el Universidad de Oviedo, mientras que en caso de superar la eliminatoria se jugaría una plaza con el vencedor de la eliminatoria entre el Gáldar (tercer clasificado del grupo canario) y el Gernika (segundo clasificado del grupo vasco). En ambos cruces, el equipo disputará el primer partido fuera y el segundo en el Estadi Balear. Sobre como llega el equipo al tramo decisivo de la temporada, Cazorla asegura que «llegamos bien pero estamos expectantes con los lesionados, porque cuanta más gente disponible tengamos más fuertes seremos».