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Albert Orfila / Carlos Román Arturo Baldasano buscó hace unos pocos meses comprador para el Real Mallorca. El prestigioso abogado gaditano recibió, a través de una caja de ahorros balear, el ofrecimiento del paquete accionarial que controla en estos momentos Vicenç Grande y lo rechazó, sobre todo, debido a la mala experiencia que vivió a principios de temporada al frente del Cádiz. Sin embargo, el que fuera candidato a la presidencia del Real Madrid en el año 2004 se comprometió a utilizar sus contactos en el capital de España para intervenir en el proceso de venta de la sociedad anónima isleña. A pesar de su buena predisposición inicial, Baldasano decidió desvincularse después de las gestiones, aunque la operación continúa en marcha.

El futuro del Mallorca sigue en el aire. Tal y como informó este diario el pasado 20 de mayo, Vicenç Grande está dispuesto a deshacerse de los títulos que controla su familia, que representan el 93 por ciento de la SAD. El empresario mallorquín, acuciado por la crisis que sacude al sector inmobiliario, ha puesto la operación en manos de un despacho de abogados de Madrid. El mencionado bufé lleva un tiempo articulando la operación y ya ha sondeado a diversos compradores potenciales. Además, ejecutivos de una caja de ahorros local -la misma que ha pignorado los títulos como garantía crediticia y que ofreció a Baldasano el poder del club- también buscan comprador. En principio, Grande ha tasado el club bermellón en 40 millones de euros, pero bien está cantidad está sujeta a diversas variables. De hecho, el empresario ha dejado muy claro entre sus allegados que no piensa malvender sus acciones, a pesar de que los indicativos de desaceleración económica están en su contra.

El principal problema al que se enfrenta Grande en su intento de dar con un comprador es precisamente la «crisis del ladrillo». El sector de la construcción atraviesa por un momento muy delicado y eso ha recortado de forma notable el abanico de candidatos a coger su relevo. Y a nivel local, el asunto se complica más todavía. La mallorquinización a la que se sometió en su día el club bajo la batuta de Mateu Alemany precisó un esfuerzo tremendo, por lo que recolocar ahora un porcentaje tan elevado de acciones parece casi utópico.

Grande tuvo sobre su mesa la oferta de compra de un grupo inversor extranjero el pasado verano. Sin embargo, aquella situación no tenía nada que ver con la actual. La crisis inmobiliaria parecía muy alejada y el empresario estab enfrascado en la confección de un Mallorca ambicioso y competitivo en todos los sentidos. Es más, poco después de rechazar ese ofrecimiento de compra, el propietario del Grup Drac siguió rascándose el bolsillo y adquirió las títulos del por entonces vicepresidente Miquel Vaquer. Se calcula que, en poco más de cinco años, el actual presidente del Mallorca ha invertido en la compra de acciones una cifra que rondaría los 25 millones de euros. Su porcentaje ha ido creciendo paulatinamente, aunque por el camino también ha tenido que asumir diversas ampliaciones de capital.