Nunca antes dos jugadores habían disputado tres finales consecutivas en Roland Garros, y mañana, a partir de las 15.00 horas, Rafael Nadal y Roger Federer se verán las caras en otro pulso para la historia. El tricampeón defiende su corona en su batalla por igualar la hegemonía que fue capaz de aplicar Björn Borg sobre la arcilla parisina y el número uno del mundo aspira a apoderarse del cetro de la tierra para extender su reinado a todos los grandes del curso.
La final soñada: los dos mejores jugadores del mundo frente a frente y con alicientes más que de sobra para multiplicar el valor del segundo grande del curso. Los antecedentes, el escenario, el camino hacia la historia... Nadal y Federer se topan por decimoséptima ocasión en sus carreras y por cuarta vez en Roland Garros después de tres victorias del mallorquín y con un buen puñado de récords que aderezan el pulso más repetido de los últimos tiempos en los grandes torneos. Todo un clásico de la raqueta.
Nadal impidió que Federer accediera a su primera final en París en 2005 al superarle en las semifinales y el manacorí logró posteriormente su primera Copa de los Mosqueteros ante el argentino Mariano Puerta para iniciar su periplo como gran dominador. Desde entonces el mallorquín ha ganado todo lo que ha jugado en Roland Garros y ha superado al helvético en las finales de 2006 y 2007 iniciando un reinado sin fecha de caducidad.
Los tres triunfos en Roland Garros son los más sonados de los diez que ha conseguido Rafael Nadal en sus dieciséis enfrentamientos con Roger Federer, aunque a buen seguro que el suizo no olvida aquella primera derrota ante un todavía desconocido joven zurdo de Manacor en Miami en 2004. Curiosa o paradójicamente el número dos del mundo ha ganado en diez ocasiones al número uno, que sólo ha podido doblegarle sobre tierra en la final de Hamburgo de 2007 y ha visto limitados sus triunfos a las dos últimas finales de Wimbledon y las dos últimas semifinales de la Copa de Maestros de Shanghai. Más lejana queda la victoria del helvético en el Masters Series de Miami en 2005 cuando el manacorí todavía no había dado el salto de calidad que le elevó a los puestos de privilegio del circuito.
En lo que llevamos de temporada 2008, los dos tenistas ya se han visto las caras en dos ocasiones y en ambas salió airoso el mallorquín. En el presente curso sólo se han enfrentado sobre tierra batida y el jugador balear pudo saborear sus triunfos en las finales de los Masters Series de Montecarlo y Hamburgo en la repetición de unos encuentros en dan la sensación de concederle una ventaja moral al isleño en su reconquista de París.
El mallorquín cuenta ya con 27 victorias sobre la tierra batida de las instalaciones del Bosque de Bolonia y mañana (domingo) tendrá la oportunidad de igualar el récord de cuatro Roland Garros consecutivos del legendario Björn Borg. El jugador isleño despidió las opciones de ser el campeón que menos juegos ha cedido, pero por segundo año consecutivo alcanza la final sin haber cedido un solo set y tras haber acreditado unos registros que ponen de relieve la superioridad ejercida hasta el momento. La que le lleva a ser el rey de la tierra y el dominador de un Roland Garros que habla mallorquín en su historia más reciente.
Por su parte, Roger Federer quiere saldar la cuenta pendiente que tiene en Roland Garros. El suizo tiene sus vitrinas repletas de títulos del Grand Slam cosechados en Australia, Estados Unidos e Inglaterra, pero Francia se resiste a que el genial jugador helvético consiga igualar el hito de Rod Laver de haber completado el póquer de grandes.
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