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Francisco Àvila|BASILEA
Históricamente a Alemania no le van los ejercicios de estética, lo suyo es la eficacia, la fiabilidad por encima de todo, en eso los alemanes son unos maestros, como lo volvieron a demostrar ayer, con una victoria en el último minuto ante Turquía (3-2) que les sitúa en su sexta final de una Eurocopa.

Un gran gol del lateral izquierdo Philipp Lahm, en el minuto 90, después de completar una magnífica jugada individual tras una combinación con Thomas Hitzlsperger, dio la puntilla a los turcos, quienes igualaron el partido (2-2), a cuatro minutos del final, en una acción de habilidad de Sentürk.

Sancionados y lesionados al margen, Terim demostró tener un plan y lo llevó a la práctica hasta la última consecuencia. Murió siendo fiel a su fútbol, demostrando su teoría de que, en el fútbol, los milagros no son posibles, aunque hoy lo volvió a rozar.

Sabía 'El emperador' que Alemania tenía problemas para construir y dejó hacer al equipo de Low, especialmente en el primer tiempo, hasta que comprobó que los alemanes no las tenían todas consigo.

Turquía no es Portugal, no querían los turcos tener ascendencia sobre el juego, aspiraban a que apareciera Sentürk, Altintop, Kazim Kazim o algún invitado sorpresa al partido, aunque se decidieron a hacerse con la situación ante la ausencia del equipo de Low.