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Guillermo Ortego Fernando Sanz Durán, jugador del Málaga durante siete campañas y conjunto del que llegó a ser capitán, pasó de jugador del club malacitano a presidente de la noche a la mañana tras hacerse con el control del 97 por ciento de las acciones. Algo semejante, salvando las distancias, es lo que le ha sucedido a Nofre Serra, portero del Artà durante seis temporadas y que tras la dimisión del anterior presidente, Jordi Caldentey, decidió coger las riendas del club a principios de temporada, para evitar que el Ayuntamiento se hiciera cargo de la entidad y asegurar así la continuidad del primer equipo en Tercera una temporada más.

Serra recuerda como se sucedió su meteórica llegada a la presidencia, después de seis temporadas bajo los palos, lo que ayudó, con Kike Darder en el banquillo, a lograr el ascenso a Tercera División y regresar así a la categoría, veinticinco años después de su última incursión. «El presidente que había -Jordi Caldentey- dimitió por motivos personales y se hizo una asamblea para ver quien estaba dispuesto a coger el club. Al no salir nadie, fue cuando pensé en hacer algo porque si pasaba a manos del Ayuntamiento, sólo se habría preocupado del fútbol base y el primer equipo, con todo lo que nos había costado subir a Tercera, podría haber descendido».

El dirigente reconoce que ahora tiene más trabajo y responsabilidad que en su etapa de jugador, por todo lo que conlleva ser presidente. «Hay mucha diferencia, soy una persona que cuando juega, se concentra y está centrada en aquello que hace pero ahora es imposible, cuando voy a entrenar pienso en cualquier cosa menos en el entreno». Porque pese a sus nuevas funciones, Nofre sigue entrenándose junto a los que hasta el pasado ejercicio eran sus compañeros. «Entreno para no perder la forma pero no juego, sólo entreno porque me gusta y porque es la manera de seguir enganchado, de tener una razón por la que ir».

Por otra parte, su atención no se centra ahora sólo en el primer equipo, ya que debe prestar atención al resto de equipos que forman el club, sin ser los resultados lo más trascendental. «Ahora miras los partidos de otra manera, no te preocupa tanto el resultado sino ver que hay buen ambiente, que la gente está contenta y a gusto, que los padres están satisfechos con el trabajo que se hace entre semana con sus hijos... No te preocupas tanto de los resultados, de ganar o perder, sino de que las cosas vayan bien».

Para el mandatario, uno de los objetivos fundamentales es el de «reestructurar el fútbol base», ya que al «tener el primer equipo en Tercera y funcionar de forma autónoma, parecía tapar un poco lo otro». En este sentido, Serra considera que «éste es el gran cambio que hemos hecho. Hemos reestructurado el fútbol base, con gente más capacitada, que pueda llevar la coordinación de los entrenadores, dentro de nuestro nivel. Nuestro objetivo es hacer las cosas bien con la gente que tenemos, y así siempre tendremos salida hacia el primer equipo», y es que hay que recordar que la pasada campaña el primer equipo consiguió la permanencia en Tercera con jugadores locales. Serra estará al frente del club en principio por espacio de una temporada, ya que «la idea es seguir así esta temporada y una vez termine, convocar elecciones. Esto fue una medida de emergencia -crear una junta gestora- porque ya se acercaba junio, se tenía que planificar la temporada y no se podía perder más tiempo. Si hubiéramos hecho elecciones habrían pasado dos meses y habríamos perdido toda la temporada».

La idea de la junta gestora en este año al frente de la entidad es «cambiar la estructura del fútbol base por una parte, y mejorar la imagen del club dentro del pueblo por otra. A nivel de fútbol base se han producido algunos conflictos que habían dejado algo de mala imagen. Nuestra intención es mejorar esta imagen y todo va ligado, porque si ven que trabajas bien con los pequeños, tienes unos recursos, intentas tener una estructura, entre otras iniciativas, la imagen hacia fuera es buena».

Sobre su futuro, el dirigente no tiene claro si volverá a vestirse de corto cuando acabe su periplo como presidente. «Es difícil decir si volveré a jugar o no, ganas tengo. Las sensaciones cuando juegas no las tienes nunca más. Este año es diferente».