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Carlos Román

En plena resaca de la gran noche cinematográfica, el Mallorca se postula como uno de los nominados a recibir el Oscar a la mejor defensa. Al menos, durante esta segunda vuelta del campeonato. Los de Manzano, que ya han conectado dos jornadas con la portería a cero, son el tercer equipo que menos goles encaja en este segundo ciclo de la competición y han experimentado una mejoría notable gracias a las prestaciones de su nuevo sistema de seguridad.

Desde que la Liga dobló la esquina el pasado 25 de enero, el Mallorca ha logrado cerrar una de las heridas por las que se desangraba. Hasta ese momento, los bermellones eran penúltimos con sólo 14 puntos en el petate (el Numancia marcaba la frontera de la salvación con 20) y habían recibido 37 tantos en diecinueve jornadas. Por si fuera poco, Manzano seguía sin encontrar el once ideal y la defensa era uno de sus bancos de pruebas.

Todo cambió con la visita del Valencia, aunque empezó a gestarse un par de funciones antes. El principal cambio se produjo bajo el larguero. Con Miquel Àngel Moyà lesionado desde el día 1 de noviembre, el club peinó el mercado para reforzar la portería y asegurar el relevo de Lux, probablemente el eslabón más débil del once por esas fechas. Llegó a Dudu Aouate y aunque al principio le costó blindar el marco (encajó cinco goles frente a Madrid y Villarreal), cerró el grifo en cuanto el Valencia llegó al ONO Estadi y contagió su firmeza a la defensa, que ya tenía otra cara.

Al margen del relevo que se produjo en uno de los extremos de la pizarra, el técnico aplicó otros retoques con cierto éxito. El más importante de ellos lo centró en el lateral derecho del once. Josemi, titular durante casi toda la primera vuelta, le cedió su asiento a Lionel Scaloni y el grupo reforzó sus cimientos. El argentino selló la grieta, empapó al equipo de carácter y propició que la zaga empezara a equilibrarse. Mientras tanto, en el centro también había movimientos. El técnico le dio continuidad a la pareja Nunes-Navarro (los problemas físicos de Ramis también influyeron en este aspecto) y el rendimiento en la línea más retrasada del campo fue creciendo. Se encajó sólo un gol ante el Valencia, otro ante el Osasuna y el último, de penalti, ante el Deportivo. Eso fue el día 8 de febrero y desde entonces el Mallorca ha jugado dos finales de las que ha salido ileso: Numancia y Racing.

Los números dicen ahora que el Mallorca es uno de los mejores equipos de esta segunda vuelta y también uno de los menos agujereados. En los últimos cinco encuentros, sólo Real Madrid y Osasuna, ambos en plena racha ascendente, han encajado menos (1). Los baleares, por su parte, están al mismo nivel que el deportivo (3) y superan a los otros dieciséis conjuntos de Primera División. Otro dato esperanzador a la hora de pensar en la permanencia anuncia que la mayoría de sus rivales directos (Numancia, sporting, Betis o Almería) son los más perjudicados en este sentido.