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Ginés Muñoz|BARCELONA
Un cabezazo de Pandiani ante un desfigurado Barcelona dio el triunfo al Osasuna en el Camp Nou (0-1), aunque las victorias del Sporting, el Getafe y el empate del Betis lo mantienen en los puestos de descenso, a falta de una jornada para el final del campeonato. La indolencia de unos y la ineptitud de otros convirtió el choque en un partido infumable, en el que faltó ritmo y escasearon las ocasiones. Con la mente puesta en Roma y un equipo de circunstancias -del once que se enfrentará al Manchester United, sólo Eto'o y tal vez Sylvinho jugaron de inicio- el Barca afrontó el partido ante el Osasuna como un incómodo contratiempo, como una molesta interrupción de la fiesta que se vivió, antes y después del choque, para celebrar el doblete. Rubinos Pérez expulsó con roja directa al joven Marc Muniesa, que había sustituido a Sylvinho en la segunda mitad, por una entrada a Plasil. El árbitro empañó así el debut del chaval en Primera, que acaba de recuperarse de una grave lesión y que abandonó el campo entre lágrimas, mientras Guardiola se acercó a Rubinos para recriminarle su decisión. Al final cero a uno y título para el Barça.