«El resultado no puede ser cambiado y el partido no puede volver a jugarse. Como se menciona en las reglas del Juego, durante los partidos las decisiones son adoptadas por el árbitro y son definitivas», señaló la FIFA en un comunicado. La decisión era en respuesta a la petición oficial enviada por Irlanda al organismo para que se volviera a disputar el encuentro.
Durante el día de ayer voces de ambos países habían solicitado la repetición. En Irlanda, el Ministro de Justicia, Dermot Ahern fue uno de los que secundó la iniciativa: «No lo concederán porque no somos nadie, pero pongamos (a la FIFA) en el aprieto. Es lo menos que le deben a miles de seguidores que se sienten desolados. Si se mantiene el resultado, se reforzará la idea de que conviene hacer trampas para vencer», manifestó. En Francia fue la Ministra de Economía, Christine Lagarde, la que dio la cara por sus rivales.
Los irlandeses albergaban la esperanza de que pudiera darse un hecho como el del Uzbekistán-Bahrein de 2005. El partido tuvo que repetirse por un error del árbitro que señaló un golpe franco a Bahrein después de que un uzbeko entrara en el área cuando se lanzaba un penalti, cuando la regla precisa que hubiera tenido que repetir la pena máxima.
Finalmente esto no sucederá y el encuentro queda como terminó cuando el Martin Hansson pitó el final, dejando a Francia como la selección que viajará al Mundial.
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