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Santiago Aparicio|BARCELONA
Rafael Nadal continúa engrandeciendo su leyenda y ayer se hizo con su segundo trofeo de Copa Davis después de haber conseguido el primero en la final de Sevilla en 2004. Ayer, una vez más con el de Manacor en el equipo, la Armada subrayó sus virtudes alentada por el calor del Palau Sant Jordi, poblado por más de 16.500 fieles que impulsaron a España hacia la conquista de su cuarta Ensaladera, la segunda consecutiva. El equipo hispano no desperdició la primera bala en su recámara para cerrar la conquista. Y convirtió al sábado, día de dobles, en festivo. Rememorando la condición de héroes que premió el esfuerzo hace un año de Fernando Verdasco y Feliciano López, artífices del éxito en Mar del Plata.

Verdasco, ataviado con la indumentaria oficial que lucirá la selección española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica 2010, y el toledano hicieron trizas las expectativas checas, satisfechas, no obstante, por el logro que supone la presencia ya en la final.

Todo el conjunto centroeuropeo disfrutó de su celebración particular en la pista. Mientras toda la representación española formaba piña alrededor de su banquillo, jugadores, técnicos, suplentes, el bloque que lidera Radek Stepanek formó un corrillo, brazos sobre hombros, y bailó a la sombra de los 1.600 seguidores checos. Fue la culminación particular de la República Checa. A orillas de su victoria veintinueve años después.

El éxito del dobles revalorizó el triunfo de David Ferrer. Tenía el alicantino una cuenta pendiente con el torneo. Levemente malparado por su derrota ante David Nalbandian en Mar del Plata, no regateó esfuerzos para dar la vuelta a su partido contra Stepanek el viernes. Y después de más de cuatro horas de gasto puso a España de cara a la victoria. Ferrer lo agradeció. El final recuperó la tradición festiva. Todo el grupo de España agradeció el coraje del público con su vuelta de honor. La emoción invadió sus rostros. A la carrera. Orientados por Verdasco y Feliciano. Los protagonistas de la sesión. Los que despacharon la situación por la vía rápida y ahorraron apuros y nervios para la sesión final. Plasmada la autoridad mundial su recorrido fue alentado por gritos unánimes de España, España. El Príncipe de Asturias dejó el palco de autoridades, donde presenció la evolución del partido desde el ecuador del primer set, y abrazó uno por uno a los componentes del equipo español. Sumidos en el jolgorio. Después el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzsky. Plasmada la autoridad mundial su recorrido fue alentado por gritos unánimes de España, España. El Príncipe de Asturias dejó el palco de autoridades, donde presenció la evolución del partido desde el ecuador del primer set, y abrazó uno por uno a los componentes del equipo español. Sumidos en el jolgorio. España hizo ayer historia.