Lo que se esperaba casi como un plácido paseo hasta las semifinales para el Real Madrid se convirtió en una pesadilla en los primeros minutos.
Los nervios se apoderaron de los jugadores de Ettore Messina y un Gran Canaria corajudo en defensa y atinado en ataque se adelantó en el marcador. Las ideas no fluyeron en el ataque del Real Madrid y Prigioni tuvo que jugarse tres triples seguidos sin acierto alguno.
Messina comenzó el carrusel de cambios buscando soluciones y Mirotic fue de los que respondió. Suyo fue un triple en el último segundo de posesión que inició la remontada de los locales, con un Messina pidiendo calma y paciencia a sus jugadores.
Al final de los primeros minutos, 14-21, un marcador casi impensable de antemano.
Otros cinco minutos más tardó el Real Madrid en llegar al partido, o mejor dicho en igualar el marcador a 27 y conseguir su primera ventaja, 29-27, pocos segundos después.
La clave fue, como casi siempre, una mejoría en la defensa. El trabajo atrás cerró todos los caminos al aro para el equipo canario que, además, comenzó a pagar el gran esfuerzo físico que estaba realizando.
Con la defensa fuerte y el rebote controlado, también mejoró la circulación de balón y las posiciones de tiro. El parcial del segundo cuarto fue claro, 25-13 y eso que en los dos últimos minutos el Real Madrid tuvo otro pequeño bajón.
Con la ausencia de Savané, no sólo se ha resentido en el Gran Canaria la rotación de los hombres altos, ya de por sí algo corta de efectivos y centímetros, sino que ha perdido a uno de sus líderes espirituales y eso también se nota en los momentos difíciles.
El paso por vestuarios y un triple de Carroll, excepcional durante todo el partido y autor finalmente de 30 puntos, permitió al Gran Canaria, defendiendo en zona, intentar una aproximación en el marcador. Lo consiguió con otro triple sobre la bocina, esta vez de Wallace, 43-44 en el minuto 24 de partido.
Volvieron los nervios, las imprecisiones, los fallos en el tiro y todo eso junto a las ganas canarias consiguieron que se estrechara el marcador y que al final del tercer cuarto el partido todavía estuviera abierto, 56-51.
A falta de 6,30 para el final, los diez puntos de ventaja madridista, 64-54, parecieron abrir de par en par las puertas de las semifinales, pero los canarios siguieron en su empeño de ponerles las cosas difíciles.
El Real Madrid tuvo que trabajar hasta el último segundo y no pudo disfrutar de la victoria hasta que no emprendió el camino hacia los vestuarios. El sábado jugará la semifinal con el Power Electronics Valencia.
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