Fotografía facilitada por Vibra Comunicació del entrenador del FC Barcelona, Pep Guardiola, que posa encadenado en la campaña de sensibilización "Els oblidats dels oblidats". | .

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La imagen impactante del entrenador del FC Barcelona Josep Guardiola encadenado sirve de promoción del documental «Los olvidados de los olvidados», de Carles Caparrós, que se estrena mañana en varios cines de Cataluña y Baleares.

Con el gesto de Guardiola, posando en la foto, el entrenador barcelonista se suma a la lista de artistas que se han «encadenado» en esta campaña de sensibilización sobre las condiciones en las que viven los enfermos mentales en la mayor parte del mundo.

Entre los artistas que apoyan la campaña figuran el escritor Màrius Serra, el actor Àlex Casanovas, el cantante Manolo Garcia, el grupo teatral El Tricicle o el cantautor Quico Pi de la Serra.

La película se estrenará mañana en el cine Alexandra de Barcelona, además de en Vilanova i la Geltrú, Palma de Mallorca, Mollerussa y Lleida.

Las cadenas que la Fundación Aïma ha colocado frente al cine Alexandra, que ha utilizado el propio Guardiola, son las que se utilizan en muchos países de África para encadenar a los enfermos mentales.

El primero que se encadenó ayer ha sido Grégoire Ahongbonon, un reparador de neumáticos que en 1983 creó en Bouaké (Costa de Marfil) la Asociación Saint Camille de Lellis y que desde entonces ha liberado de sus cadenas a más de 30.000 enfermos mentales.

«Los olvidados de los olvidados» muestra cómo Ahongbonon recorre los pueblos de Costa de Marfil pidiendo a las familias que le permitan que se lleve al enfermo mental que tienen encadenado para ofrecerle tratamiento médico y reinsertarlo en la sociedad.

En muchos países está extendida la creencia de que los enfermos mentales han sido poseídos por el diablo o son víctimas de algún conjuro de brujería.

En consecuencia, muchas familias encadenan a un árbol a los enfermos mentales, que duermen a la intemperie y prácticamente no ingieren alimentos ni agua.

Algunas familias los abandonan en las grandes ciudades y otras optan por llevarlos a los llamados Campos de Plegaria, donde son encadenados y sometidos a torturas con el fin de exorcizar a los malos espíritus.