Los deportistas y técnicos reconocidos por la Real Federación Española de Taekwondo muestran sus diplomas tras el encuentro celebrado en el Restaurante Sa Barca. | F.B.T.

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El taekwondo balear tiene muchos motivos para celebrar su buen estado de salud. La mejor muestra, además de los resultados cosechados por sus deportistas a lo largo del pasado ejercicio, fue la lista de reconocimientos recibidos en la Gala de los Premios Nacionales de la Real Federación Española de Taekwondo (RFET), celebrada el pasado mes de enero en La Nucía (Alicante), pero que fueron entregados el pasado fin de semana en un encuentro celebrado en el Restaurante Sa Barca, en la Platja de Palma, y que sirvió de reencuentro para los pioneros dentro de este deporte en Mallorca y ex alumnos del maestro Kim Hung Su.

El presidente de la Federación Balear de Taekwondo, Antonio Navas Pozo, ejerció de anfitrión de una velada en la que se entregaron presencialmente esas distinciones a los galardonados y, por encima de todo, se recordaron los inicios de este deporte en la Isla, primeros pasos de un trabajo que ha llevado a alcanzar grandes hitos en la historia del taekwondo y los deportes de contacto en Baleares. El dirigente fue el encargado de hacer llegar los reconocimientos y brindárselos a quienes fueron distinguidos por la RFET con Premios Nacionales o las Medallas de Bronce al Mérito Deportivo de la Española, especialmente a los históricos.

Antonio Navas, padre e hijo, Mari Carmen López, Marina Moya y Andrés Ribot.

Brilla con luz propia el Premio Nacional al mejor club de España, que recayó en el curso 2020-21 en el Club Taekwondo Palma, con su técnico Antonio Navas Tejero al frente. De la misma manera, recibieron un tributo los diversos premiados con las Medallas de Bronce al Mérito Deportivo, que recayeron en Marina Moya, María del Carmen López, Andrés Ribot, Xisco Bisquerra, José Hidalgo, Rafael Mas, Lorenzo Arribas, Manuel Gil, José Manuel Martínez, Fernando Romero, Antonio Bonfill, Lorenzo Roldán, Antonio Fuxa, José Manuel Benítez, Jaime Ferrà y Tomás Monserrat. Todos ellos, historia viva.