Rafael Gil, en una imagen captada en el Real Club Náutico de Palma. | Pere Bota

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Lanzada la cuenta atrás para las elecciones (26 de octubre) más reñidas y decisivas en la historia reciente del Real Club Náutico de Palma, Rafael Gil (Palma, 1961) es el rostro de la primera de las tres candidaturas que enseñó sus armas de cara a embocar un ciclo clave para el futuro de la entidad, con su concesión en el aire y muchos proyectos sociales, deportivos y de infraestructuras en marcha. Socio de toda la vida, hijo y nieto de directivos y abogado de profesión, forma parte de la directiva saliente y, desde el primer momento defendió «una candidatura única, de consenso. Más que nunca, el club necesita unidad para encarar un momento clave», asegura Gil, quien huye del continuismo que se le puede atribuir «siguiendo con la tradición que representa el club, apostando por gente joven, una importante cuota femenina en nuestra directiva y, por encima de todo, experiencia, ganas e ilusión para sumar y seguir adelante con la historia de la entidad», prosigue el aspirante.

Dentro de su programa y el del equipo que abandera, Rafael Gil habla de potenciar «la actividad deportiva, poner en marcha una escuela municipal de vela, ayudar a los deportistas y especialmente a los de élite... Todos suman y nos dan proyección, basta ver que hemos conseguido tener a un medallista olímpico (Joan Cardona) y a varios campeones del mundo, entre otros éxitos», asegura, convencido de la importancia del área deportiva y la profesionalización de este campo.

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El tema de la concesión y su prórroga o finalización es vital dentro de su hoja de ruta. «Queremos que se nos diga realmente lo que hay y sobre ello trabajaremos», explica Gil, quien deja claro que en este momento «nuestra mejor inversión va a ser mantener el patrimonio que es el club, pero también hacer una gestión eficiente y correcta», con mejoras en las infraestructuras pendientes de la resolución del caso que mantiene en vilo a dirigentes y socios.

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Rafael Gil, en el acceso al Real Club Náutico de Palma. Foto: Pere Bota

«Lo importante es luchar por la concesión, el tema administrativo no está cerrado y hay que apurar las vías. Sino, tenemos alternativas», avanza. Y que pasan «por esperar la sentencia del Contencioso Administrativo contra la denegación, que la APB cambie su criterio o presentarnos a un concurso que será complicado, y en el que buscaríamos que el pliego no priorizara lo económico», comenta el candidato, quien admite tener «esperanzas» de que se pueda reconducir la situación, esperando que el cambio de color en las instituciones «nos permita tener mayor apoyo y ayuda».

El hecho de que sean tres las candidaturas en liza implica para Rafael Gil «que hay movimiento y preocupación por el interés del futuro del club», y reclama a los 2.107 socios con derecho a voto, o al menos a quienes puedan y tengan intención de acudir a las urnas «que vengan a votar, que se vea inquietud y ganas de pelear por el futuro de esta institución que es parte de la ciudad», concluye el aspirante.