Vicente Moreno, pensativo, con su ayudante Dani Pendín brazos en alto por detrás, el domingo en el Sánchez Pizjuán. | Julio Muñoz

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Pudo ser mejor... pero también peor. El mallorquinismo pasó la tarde mirando a Vitoria y el desenlace de la cita entre el Alavés y el Getafe (0-0) dejó un poso dulce para los optimistas y agrio para los agoreros. El punto le permite a los vitorianos ampliar su ventaja hasta los 4 (igual que el Celta) y obliga al Mallorca a casi un imposible para volver a presentar su acreditación en Primera División la próxima temporada. Aunque las posibilidades son casi infinitas entre los cuatro implicados en la lucha por la supervivencia a falta de dos capítulos para cerrar el libro del campeonato, el destino del grupo balear pasa por ganar los dos últimos partidos (el jueves al Granada y el domingo en Pamplona) y que ni Alavés ni Celta lo hagan.

La situación es dramática. Extrema. De hecho es tan delicada que el próximo jueves, en Son Moix, el equipo isleño podría sufrir el octavo descenso de su historia incluso ganando... En la época contemporánea -desde la campaña 1983-84-, el conjunto isleño siempre ha bajado a Segunda en la última jornada o en la promoción.

Las cábalas pasan por ganar y rezar. Debe vencer a Granada y Osasuna y que el Alavés no gane en Sevilla y pierda contra el Barcelona en la última jornada. Pero también mirará de reojo a los resultados del Celta, que recibe al Levante y cierra la barrera ante el descendido Espanyol. O incluso a un Leganés que se resiste a morir y que se cita con Athletic y Real Madrid en estas dos últimas citas.

El jueves se presenta una jornada que puede resultar definitiva. El Mallorca afrontará su primer match-ball... aunque su destino en la categoría ya está en manos de otros equipos. Porque, aunque logre la victoria, podría despeñarse por el precipicio si Alavés y Celta también alzan los brazos. Pero también puede quedarse a un punto de ambos si no son capaces de ganar o a dos si empatan...

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En cualquier caso, el conjunto bermellón intentará apurar las opciones para llegar con vida a la última jornada. En la historia contemporánea, el Mallorca siempre ha descendido en el último capítulo del curso o en la promoción.

Desde aquel descenso antes de tiempo en la temporada, 1983-84, la escuadra balear ha llegado con opciones de salvación hasta la última curva del campeonato.

Así, en la temporada 1987-88, el conjunto dirigido por Serra Ferrer protagonizó una de sus peores temporadas, justo al año siguiente de disputar el playoff por el título y de quedarse a las puertas de la que hubiera significado su primera presencia en Europa. Aquel Mallorca llegó a la penúltima jornada en puestos de promoción, aunque empatado a puntos con Sabadell y Las Palmas. La situación no varió en exceso entre los cuatro últimos, aunque se salvó el Betis y metió al Murcia, y los baleares perdieron la categoría en la promoción ante el Real Oviedo.

En la campaña 1991-92 la reacción llegó tarde y a pesar de ganar las dos últimas jornadas (el epílogo fue el 1-2 en La Romareda) se despeñó por el acantilado en beneficio del Cádiz.

Y el último descenso, en la 12-13, el Mallorca de Manzano logró un estéril triunfo ante el Valladolid (4-2) por el triunfo del Celta sobre el Espanyol con aquel gol de Natxo Insa.