Los jugadores del Mallorca celebran su segundo gol contra el Cádiz, en un partido que servía para fracturar la mala racha del equipo y para volver a ganar en casa. | Efe

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El famoso colchón que tiene que proteger al Real Mallorca de posibles desprendimientos en la clasificación está en Son Moix. El equipo bermellón, que contra el Cádiz llenó el depósito y recuperó las llaves de su estadio cuatro meses después, afrontará en las tres próximas semanas otros tres partidos en casa (Athletic, Valencia y Real Sociedad) con los que podría acelerar el papeleo de la permanencia justo cuando las grietas de la parte baja de la tabla empiezan a ser notables.

El Mallorca salió a tiempo de la espiral tóxica en la que andaba enclaustrado y le extrajo punta al primer gran duelo directo de la segunda vuelta sacando la cabeza del agua y hundiendo un poco más al rival que tenía a la espalda. Lo hizo, además, en un fin de semana fatal para los otros dos inquilinos del sótano de la Liga, Alavés y Levante, que siguieron llenándose los bolsillos de plomo al aumentar su serie de derrotas, en este caso frente al Elche y el Getafe. Ahora, con el depósito de la moral hasta arriba y bien conectado de nuevo a la grada, el cuadro isleño espera aprovechar el oleaje frente a oponentes de la mitad superior del campeonato que, en cualquier caso, combaten en otras guerras.

En las tres próximas semanas pasarán por el domicilio bermellón el Athletic (14 de febrero, 21.00 horas), el Valencia (25 de febrero, 21.00 horas) y la Real Sociedad (2 de marzo, 21.00 horas). En el caso de los vizcaínos, el duelo les sorprenderá con las semifinales de la Copa del Rey de por medio. Y en cuanto a sus vecinos donostiarras, viajarán a Palma poco después de una confrontación europea frente al RBLeipzig. Para el Mallorca se trata de una hilera de compromisos básicos en la que el equipo solo intercalará una salida al Benito Villamarín (20 de febrero). Y la idea, ahora que el plantel se ha musculado en las dos áreas y ha recuperado a elementos fundamentales para su engranaje, es afianzar a corto plazo los cimientos de una salvación que, pese a los malos momentos de los últimos meses, parece bien dirigida.

Acostumbrado a tener en Son Moix un refugio de máxima seguridad, el equipo había perdido últimamente firmeza como local. Hasta que el Cádiz desfiló por el Camí dels Reis, el último triunfo que había celebrado el público de Son Moix databa del 2 de octubre, cuando se tumbó al Levante también con muchísimo suspense. Desde entonces, el equipo parecía encallado y solo había podido levantar la voz en el Metropolitano. En casa había enlazando empates contra Sevilla, Elche, Getafe, Celta y había perdido contra el Barcelona para destapar el 2022.

Aunque el colapso era evidente, el Mallorca tampoco es de los peores equipos del campeonato actuando como local. En once funciones, los baleares han recogido del césped de Son Moix 15 de los 23 puntos que administran en la cuenta corriente y solo han cedido dos derrotas frente a Osasuna y Barça. Unos datos que superan a los de otros siete conjuntos de la Primera División, mucho menos productivos como anfitriones. De hecho todavía queda alguno, como el Cádiz, que aún no han ganado en su estadio en toda la temporada. Y otros, como el Levante, que solo suman una victoria a nivel global y que fue precisamente contra el Mallorca.

En su última travesía por la Primera División el Mallorca era más fuerte en casa, pero también mucho más vulnerable a domicilio. Con Vicente Moreno sentado en el banquillo y a estas mismas alturas de la película el cuadro insular sumaba 17 puntos en Son Moix, dos más de los que ha ahorrado con LGP. Sin embargo, su debilidad como visitante era alarmante y solo había registrado un empate contra el Celta en Balaídos después de siete derrotas consecutivas.