Sergio Rico, con los brazos en jarra tras recibir uno de los seis goles que le endosó el Granada el pasado sábado. | Miquel Àngel Llabrés

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A Sergio Rico le han lanzado 59 tiros entre los tres palos desde que debutara en LaLiga contra el Cádiz en Son Moix hace 14 jornadas. De esos disparos, casi la mitad, 29, han acabado alojados en las redes. Es decir, de cada dos disparos entre palos, uno acaba en gol. No son los guarismos más tranquilizadores para afrontar el final de una temporada tan complicada. Y los seis goles recibidos ante el Granada terminaron por soliviantar los ánimos de los aficionados en Son Moix, quienes la tomaron con el cancerbero sevillano. El fúnebre silencio en las postrimerías del encuentro sólo era roto cuando el balón llegaba a los dominios de Rico. Entonces, la música de viento y los improperios se dejaron sentir hasta que De Burgos Bengoetxea pitó el final del encuentro.

El cancerbero sevillano había aterrizado en Palma con la vitola de pertenecer a un club como el PSG, donde tenía imposible jugar al tener que competir con Keylor Navas y Donnarumma. Hay que recordar que el anterior portero titular del Real Mallorca, Manolo Reina, también estaba siendo cuestionado por parte de la afición y el club decidió resolver el asunto con el fichaje de Rico, a pesar de contar en sus filas con Leo Román, quien hace poco más de un mes fue llamado por el seleccionador nacional Sub 21, Luis de la Fuente.

Irrelevante

Rico venía con la misión de ofrecer seguridad y lograr que sus paradas significaran puntos para la clasificación, pero lo cierto es que apenas ha aportado nada de relevancia en estas últimas catorce jornadas, salvo el penalti parado en Getafe, aunque el partido terminó con derrota. El pasado sábado, salvo el gol conseguido desde fuera del área por Jorge Molina, donde sí que pareció que Rico pudo hacer algo más, el resto de los seis goles no se le pueden achacar a él de forma directo. Fue un partido pésimo de casi todos los jugadores y la grada la tomó con el considerado eslabón más débil en muchas ocasiones como es el portero.

En la rueda de prensa posterior a partido, el entrenador del Real Mallorca, Javier Aguirre, no garantizó la presencia de Rico bajo palos el próximo miércoles en el Sánchez Pizjuán. Es más, dejó entrever que puede ser uno de los puestos que cambie de inquilino. «Necesitamos hacer algo porque esta imagen no se puede repetir», explicó en sala de prensa. De esta forma, parece poco probable que Rico vuelva a su casa como portero titular del conjunto bermellón.

De confirmarse el relevo, la duda estribará en si el entrenador mexicano elige al joven ibicenco o al experimentado cancerbero malagueño. Una condición indispensable para la salvación del Real Mallorca pasa por una portería que dé tranquilidad, primero a la zaga, y luego al resto del equipo. ¿Quién será el elegido? Sólo Aguirre lo sabe.