Antonio Raíllo celebra el gol que marcó para el Mallorca en Las Palmas en la primera jornada del campeonato. | PRENSA2

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Dos jornadas después, la defensa del Real Mallorca se sujeta con alfileres. La línea sobre la que se sustentan los planes de Javier Aguirre se encuentra ahora mismo pendiente del tobillo izquierdo de Antonio Raíllo. El defensa cordobés viajará este martes a Barcelona para visitar al doctor Ramon Cugat y decidir si pasa por el quirófano, como tiene en mente, o si opta por un tratamiento conservador para recuperarse de la lesión que padece. Y dependiendo de si toma un camino u otro, el periodo de baja será muy diferente. De unas semanas se puede pasar a unos meses.

El tobillo de Raíllo, que ya le dio muchos problemas al jugador y al Mallorca hace justo dos años, quedó dañado el pasado viernes, después de una mala caída del central durante el partido contra el Villarreal. Un contratiempo que le forzó a salir del campo en camilla y que afectó a la seguridad del equipo. Los dos goles que ha encajado el conjunto bermellón en lo que llevamos de temporada han sido con el cordobés fuera del campo.

El entrenador del Mallorca se ha encontrado con otra piedra en mitad de la carretera. A la falta de fluidez del equipo, propia de estas alturas del calendario, se suma la baja de su líder y defensa con más galones en una posición en la que no anda sobrado de efectivos. Habituado a salir de inicio con tres centrales —una de sus principales señas de identidad—, dispone solo de cuatro en la primera plantilla, ya que el canterano Josep Gayà, recién renovado, de momento no entra en sus planes. En ese sentido, a Aguirre aún le quedan dos cartas por jugar: la de la polivalencia de Gio González, con la que ido supliendo parte de esas carencias, y la del belga Van der Heyden, que todavía no se ha estrenado en estas dos primeras jornadas. El mexicano dio la plantilla por completa, aunque seguramente habrá que acudir al mercado.