El jugador del Real Mallorca Van der Heyden pugna con el defensa del Real Madrid Carvajal en un lance del partido que enfrentó a ambos equipos en la primera vuelta la Liga en el Santiago Bernabéu. | Carlos Gil-Roig

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El desconsuelo por la derrota en la final de la Copa del Rey ante el Athletic tiene un remedio claro, inminente, efectivo y que supondría cien caballos de fuerza para un equipo hoy por hoy tocado en lo anímico y en lo físico: Ganar al Real Madrid. El deseo casi siempre imposible se presenta este sábado con una particularidad extraordinaria en el calendario y que el Mallorca tratará de aprovechar para dar en el blanco y a su vez obsequiar con una alegría sobresaliente a su afición.

El conjunto de Ancelotti llega a la Isla con la cabeza puesta en la Champions y jugará en Son Moix en ese impás de tiempo que va desde el choque de ida ante el City en Champions que se saldó con empate a tres goles y la vuelta la próxima semana, fijada para el miércoles.

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Es el Madrid, pero no es menos cierto que la Champios es su gran objetivo y en mitad del camino aparece el encuentro en Son Moix, que para ellos no es especialmente atractivo y más estando a ocho puntos del segundo, el FC Barcelona.

El conjunto bermellón está poco a poco dejando atrás las emociones coperas y el enorme desgaste que supuso disputar la finalísima ante el Athletic. Desde el martes Javier Aguirre intenta recuperar a sus jugadores desde el punto de vista psicológico y físico, porque la Copa pasó factura hasta el punto de ir perdiendo jugadores en defensa uno tras otro.

Hay que ver cómo estarán de aquí al sábado futbolistas como Copete, Valjent, Lato o Raíllo, y también otros como Jaume Costa y Mascarell, pero lo cierto es que más allá del desgaste físico, el preparador busca levantar la moral de la tropa en el tramo final del campeonato en el que tiene pendiente asegurar su permanencia en Primera División.