Imagen de los jugadores del Real Mallorca durante el minuto de silencio previo al partido disputado este lunes en el Sánchez Pizjuán frente al Sevilla. | Salvador López Medina

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El Real Mallorca se lame las heridas de su último revolcón en el Sánchez Pizjuán al mismo tiempo que se dispone a preparar del encuentro clave por la salvación que disputará el domingo en el Nuevo Mirandilla. Los bermellones encaran la trascendental cita ante el Cádiz con un margen de seis puntos sobre los puestos de descenso que limitan los hombres de Mauricio Pellegrino y tienen la oportunidad de dejar prácticamente sellada su permanencia en Primera División. Sin embargo, sus prestaciones a domicilio comprometen un desplazamiento que se presume crucial para definir la zona baja de la tabla clasificatoria.

Al conjunto de Javier Aguirre le sienta mal tener que hacer las maletas este curso. No gana a domicilio desde que lo hiciera en Balaídos y acumula sus peores registros como forastero en lo que llevamos de siglo XXI. Hay que remontarse a la jornada 5 de la presente temporada para encontrar el primer y hasta ahora último triunfo del Real Mallorca como visitante en el torneo de la regularidad. Son Moix ha sido clave para seguir fuera del peligro y ahora el segundo encuentro consecutivo a domicilio en tierras andaluzas amenaza con comprometer su esprint final de la liga.

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Cinco empates y ocho derrotas dan forma al balance del Real Mallorca como visitante desde que un gol de Vedat Muriqi le permitiera doblegar al Celta de Vigo el pasado 16 de septiembre. Los bermellones no enlazaban un bagaje tan pobre desde la temporada 1990-91, curiosamente el curso en el que disputó su primera final de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid en el estadio Santiago Bernabéu y un tanto de Alfredo Santaelena le privó de estrenar su palmarés.

Esos nueve puntos como visitante convierten al Real Mallorca en el cuarto peor equipo de Primera División. Y llegados a este escenario el Mallorca está a seis puntos del Cádiz y esta diferencia puede ser de nueve en caso de victoria, lo que sin duda equivaldría a dar un paso de gigante en la búsqueda de la tranquilidad. Un empate tampoco sería un mal resultado, pero un derrota obligaría a seguir en tensión máxima hasta que se pudiera volver a crear un espacio considerable con la cola. Por esto el partido del domingo es la gran final de esta temporada.