El exbaloncestista mallorquín Rudy Fernández hace el saque de honor antes del partido de LaLiga entre el Mallorca y el Real Madrid, este domingo en el estadio de Son Moix, en Palma. | Miquel Àngel Borràs

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Agosto no está pensado para jugar al fútbol. Y menos aún para partidos contra el Real Madrid, en los que todo se magnifica. La presencia de medios nacionales e internacionales, abrumadora y agobiante; la humedad del ambiente, que en la primer jornada no bajaba de 75% y, por supuesto, la presencia de espectadores, aunque estuviera por debajo de lo esperado. Se contaba un récord de asistencia y que se superaran las 23.244 personas de esa plusmarca que se estableció en abril, también con el Real Madrid delante.

Al final fueron 'solo' 23.010, lo que indica que hay sector de abonados del Mallorca a los que no mueve ni una grúa. En cualquier caso, pocos quisieron perderse el primer encuentro en LaLiga de Kylian Mbappé, que por la mañana ya había generado revuelo entre los aficionados que esperaban en Son Sant Joan.

Al espectáculo se sumaron dos de las leyendas universales del deporte balear, como Rafael Nadal y Rudy Fernández. El ya exjugador de baloncesto, mallorquinista de corazón e icono madridista recién retirado, hizo el saque de honor después de que el Mallorca homenajeara al Madrid con un pasillo por su reciente conquista en la Supercopa y justo antes de que sobre el tapete empezara el tiroteo y, con él, otra edición de LaLiga. El show ha comenzado. Tres meses después, el corazón de Son Moix vuelve a latir con fuerza.