Mallorca y Athletic han quedado esta vez para ponerle el lazo a la undécima jornada y definir su posición en las estancias superiores de la Liga. Sin Copas sobre la mesa, se jugarán tres puntos que pueden romper la igualdad que reflejan en la clasificación después de diez partidos. Y lo harán, sobre todo los de Son Moix, con argumentos muy diferentes a los que emplearon el 6 de abril a orillas del Guadalquivir en aquella histórica noche de fútbol que dejó tantos recuerdos como cicatrices.
Al Mallorca, que tras la final se levantó de la lona como pudo, la derrota en los penaltis le dañó la autoestima y le arrastró hasta el barranco de la Liga, donde tuvo que sudar más de lo esperado para no precipitarse al vacío mientras la figura de su entrenador, Javier Aguirre, se iba deteriorando. Perdió tres de los cuatro partidos siguientes y solo celebró dos victorias durante el resto de la temporada. La segunda de ellas fue ya con la trama de la permanencia resuelta y solo sirvió para endulzar la transición que se avecinaba.
Sin entrar en un baile de nombres demasiado pronunciado, el Mallorca de Jagoba Arrasate sí que presenta algunos cambios sustanciales con respecto al que compitió en La Cartuja. El equipo solo ha perdido a uno de los futbolistas que fueron titulares en Sevilla, el defensa Gio González, y a otros dos de los que sumaron a la batalla con los cambios, los serbios Nastasic y Radonjic. Los catorce jugadores restantes, empezando por Greif y acabando por Muriqi, podrán ajustar cuentas con los leones, que han perdido a ilustres como Iker Muniain o Raúl García pero conservan de manera casi íntegra el bloque con el que hicieron campeones.
El Athletic, que en este inicio de campaña ha ganado dos de los cuatros partidos que ha jugado como visitante —contra Las Palmas y Leganés—, no se ha sentido demasiado cómodo en sus últimas visitas a Son Moix. Aunque ha ido puntuando con cierta frecuencia, solo ha sumado una victoria en los últimos diez partidos de Liga que ha disputado como forastero en el campo del Mallorca pese a que entre ellos intercaló otro triunfo en la Copa. La última vez que ganó fue en 2012 con Marcelo Bielsa en el área técnica y un gol de Aritz Aduriz —hoy en la dirección deportiva de los baleares— como aval (0-1). La racha más negra de los bilbaínos en Palma se redactó entre 1997 y 2002, con cinco derrotas consecutivas.
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Si yo tuviera ese egregio y apolíneo cuerpo no me sentiría desolado.