Lacko, que cerró el pasado año en el puesto 89 del ránking y que, a sus 23 años, carece de registros llamativos (ninguna final ATP), disputó el partido de su vida ante el español, frente al que nada tenía que perder.
Nadal, que venció con autoridad en el único partido previo que ambos habían disputado, en la segunda ronda del Abierto de Australia del pasado año (6-2, 6-2 y 6-2), se encontró con un adversario crecido. Con una motivación extra y significativamente acertado. Poco que ver con la imagen que su tenis ofreció en el partido de la primera ronda. En el que ganó con mucho trabajo al también español Pere Riba (5-7, 7-6(7) y 7-6(4)).
Rafael Nadal comprobó las dificultades a las que le iba a someter el centroeuropeo desde el inicio del partido. Lacko rompió el saque del balear en el tercer juego. Aunque el número uno del mundo compensó la situación de inmediato. El parcial llegó al desempate, que se apuntó el español con soltura (7-3).
El finalista del pasado año en Doha sufrió tras la reacción del eslovaco. No está acostumbrado Nadal a padecer situaciones como la que le sometió su rival. Extremadamente atinado en sus golpes, sacó de la pista al número uno del mundo, que solo se anotó once puntos en todo el parcial, en el que no logró apuntarse juego alguno.
Rafael Nadal reaccionó con firmeza en la manga definitiva. Se situó 4-0 con la sensación de poder devolverle el resultado. Pero Lacko no había dicho su última palabra. Con la repercusión que genera el español, volvió a exigirle el máximo. Se acercó a 4-3, aunque no pudo frenar el arreón definitivo del balear, que ya no dio más concesiones y cerró el partido rompiendo en blanco el servicio del eslovaco (6-3) y después de dos horas y 18 minutos de partido.
Nadal ya está en cuartos de final. Jugará contra el letón Ernests Gulbis, que superó sin problemas al croata, procedente de la ronda de clasificación, Antonio Veic, por 6-3 y 6-1
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