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Solventado el asunto de la Davis, Nadal voló a Mallorca y una pocas horas después agarró los palos de golf y puso rumbo a Pula. «Es mi campo favorito», desveló recientemente el nuevo jerarca del US Open en la edición latina de Golf Digest. La pasión del tenista por este deporte admite pocas comparaciones —ha alcanzado handicap 3.7— y es probable que apure sus días de descanso —hasta el viernes no retomará los entrenamientos— pasando mucho tiempo sobre el green.

Nadal, que tiene su vista puesta en la gira asiática, lleva meses llamando a la puerta del número uno. Nunca ha sido un objetivo que haya obsesionado al zurdo de Manacor, pero la cima está a unos pocos metros de distancia y no quiere desaprovechar la oportunidad para desbancar a Novak Djokovic. El primer asalto será en Beijing. Si el mallorquín alcanza la final del China Open (del 30 al 6 de octubre) se habrá consumado la reconquista, independientemente de que su rival pudiera ser el serbio, que defiende el título y no podrá sumar puntos.

Tras el torneo de China, la agenda de Rafael Nadal contempla el Masters de Shanghai (del 6 al 13 de octubre) y una visita a Basilea (del 21 al 17 de octubre). El Masters de París (28 al 3 de noviembre) y el Barclays ATP World Tour Finals (del 4 al 11 de noviembre en Londres) marcará el final de otra temporada para enmarcar.