Rafael Nadal, durante el partido. | Danielle Parhizkaran

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Rafael Nadal ha dicho que tiene que atender cosas mucho más importantes que el tenis y que lo personal siempre está por delante de lo profesional. La frase sería perfecta, otra más del ingente catálogo de reflexiones que en numerosas ocasiones han sido auténticas lecciones de vida de Nadal en las ruedas de prensa, si no fuera porque las ha dicho después de quedar eliminado del US Open.

Esta incongruencia puede ser entendible porque Nadal ama y sufre tanto por este deporte que, por lo menos hasta ahora, ha sido lo más importante de su vida. Y si para él ganar otro Grand Slam estuviera por delante de ser padre o de estar en Mallorca con su mujer embarazada y con un estado de salud un tanto delicado, sería una opción respetable, aunque quizás no entendible por la mayoría. El error está cuando se actúa de forma diferente a lo que se dice.