El 75% de las personas de 55 y más años de Euskadi preferiría mantenerse en su propio hogar, aunque necesite ayuda para tareas básicas. Las de edades más avanzadas y las mujeres son las que en mayor proporción necesitan ayuda, tal como concluye un estudio impulsado por el Gobierno Vasco y elaborado por Matia Instituto Gerontológico.
El Departamento de Igualdad, Justicia y Servicios Sociales ha dado a conocer este estudio cuando se conmemora el Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra el 1 de octubre a instancias de la ONU y que este año pone el foco en la resiliencia de las mujeres frente a las desigualdades ambientales, sociales o económicas.
El organismo internacional destaca que la pandemia de la covid-19 ha exacerbado las desigualdades que ya existían y ha intensificado los impactos socioeconómicos, ambientales, climáticos y de salud en la vida de las personas mayores, especialmente entre las mujeres, cuyas aportaciones, necesidades y voces «siguen siendo invisibilizadas y desatendidas debido a las desventajas de género acumuladas a lo largo de la vida».
El Estudio sobre las condiciones de vida de las personas de 55 y más años en Euskadi 2020, impulsado por el Gobierno Vasco, refleja que el estado civil predominante en este grupo de población es el de persona casada o conviviendo en pareja, con un 58,5% de la muestra. Le sigue la cifra de personas viudas (21,8%), solteras (13,3%) y separadas o divorciadas (6,2%).
La cifra de viudas es siempre bastante más elevada que la de viudos por una esperanza de vida más elevada y la diferencia de edad entre los miembros de la pareja. Además, el porcentaje de mujeres separadas o divorciadas en edades avanzadas es casi inexistente (un 1% de ellas frente un 3,9% de ellos).
Sin embargo, parece vislumbrarse un cambio en las generaciones más jóvenes, ya que la cifra de mujeres en esta situación se eleva al 10,6% en el tramo de edad situado entre los 55 y los 64 años, al tiempo que la de los varones se posiciona en el 7,4%.
Un 60,8% de la población de 55 y más años ha alcanzado estudios secundarios o superiores, y un escaso 14,6% primarios o menos. La cifra de personas sin estudios entre las mujeres es del 19,7% frente al 8,2% de los hombres, debido a los roles tradicionales de género que sitúan a la mujer en el espacio privado, doméstico y reproductivo, y que ha restado oportunidades de formación reglada a las mujeres de más edad.
Del total de la población de 55 y más años en Euskadi, un 64,1% está en situación de jubilación o percibiendo una pensión; un 22,6% trabajando; un 7,7% realizando actividades domésticas y un 3,8% en paro, agravado por las dificultades que entraña integrarse de nuevo en el mercado laboral a edades más avanzadas.
Si bien en la última década se observa una progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral, siguen encontrándose relegadas a la realización de actividades domésticas en cualquier tramo de edad. El estudio revela que un 14,1% de las mujeres cuidan semanalmente a sus nietas y nietos, frente al 8,7% de los hombres.
Situación económica
En la evolución de la situación económica, durante la última década se observa un aumento del poder adquisitivo. Un 40,9% de las personas de 55 y más años en Euskadi dispone de más de 1.800 euros como ingresos totales mensuales por hogar. Le sigue un 25,9% que se encuentra en el tramo entre 901 y 1800 euros; un 6,7% entre los 601 y los 900 euros; un 2,1% que percibe menos de 600 euros totales mensuales y un 0,3% que se declara sin ingresos.
De nuevo, son las mujeres, por detrás de las personas de mayor edad, quienes disponen de menores ingresos en el hogar. En concreto, las que perciben más de 1.800 euros al mes constituyen un 32,3%, frente al 51,5% de los hombres. La pensión de viudedad se sitúa en Euskadi en una media de más de 800 euros mensuales, algo más de la mitad de una pensión de jubilación.
Salud y dependencia
En Euskadi, la mayor parte de las personas mayores de 55 años (74,2%) califican su estado de salud como bueno o muy bueno, el 18,8% como regular y el 6,9% como malo o muy malo. Se observa, sin embargo, una incidencia directa del impacto de la crisis sanitaria sobre la percepción del estado de salud subjetiva, especialmente entre las personas más vulnerables: mujeres, viudas, con bajo nivel educativo y menores ingresos.
En cuanto al grado de dependencia, un 15,1% de las personas de 55 y más años en Euskadi necesitan ayuda para la realización de actividades cotidianas básicas, como comer, asearse o vestirse, y actividades instrumentales, como hacer la compra, recordar la medicación o utilizar el teléfono.
Este indicador, al igual que el estado de salud, está también relacionado con la edad y el género. De este modo, las personas de edades más avanzadas y las mujeres (18,4%) son las que en mayor proporción necesitan ayuda.
El estudio arroja, en lo tocante al envejecimiento activo, un dato muy positivo: en Euskadi, casi la totalidad de las personas mayores de 55 años (91,2%) realiza actividades de ejercicio físico o deportivas, y casi 7 de cada 10 de ellas lo practican de manera diaria.
Por otro lado, la encuesta revela que la brecha digital se va desvaneciendo: un 64,2% de las personas de 55 y más años utilizan internet de manera cotidiana. No obstante, se evidencian diferencias de edad y género. Las personas de edades más avanzadas y las mujeres lo utilizan en menor proporción y frecuencia.
El sondeo indica que más de un 75% de la población de 55 y más años, con independencia del género, preferiría mantenerse en su propio hogar, aun en situación de necesidad de ayuda para la realización de las actividades básicas de la vida diaria. De forma paralela, y con una tendencia al alza, un 12,6% elige desplazarse a alojamientos alternativos a su domicilio.
En lo que respecta a la convivencia, el 37,5% de las personas mayores residen con su pareja; un 31,5% conviven en hogares multigeneracionales; un 25,6% viven en soledad; un 3,6% en hogares de otro tipo, donde se incluye la convivencia con otros familiares; y, por último, un 1,6% conviven con sus hijos o hijas.
Asimismo, destaca el mayor predominio de las mujeres en la vida en solitario a cualquier tramo de edad. Las personas que viven solas tienen un mayor riesgo de experimentar aislamiento social y deprivación económica.
Un 4,3% de las personas de 55 y más años tienen problemas de accesibilidad en el interior de su vivienda y un 13,2% en el acceso al edificio en el que habitan. Al sumar a estos indicadores otros tipos de problemas de accesibilidad, como los encontrados en el entorno inmediato o los problemas para moverse en el transporte público, el porcentaje de población con este tipo de limitaciones se eleva al 25,7%.
Bienestar emocional
El sector de la población analizado muestra un valor medio de 68,5 sobre 100 en la escala de «bienestar subjetivo» diseñada por la OMS, si bien se observan claras diferencias de género y también algunas de edad. Resulta destacable que, a medida que avanza la edad, la media de satisfacción manifestada respecto a la vida aumenta de forma particular en las mujeres.
El estudio revela, por otra parte, que un 7,2% de las personas de 55 y más años en Euskadi declaran sentirse solas siempre, casi siempre o bastantes veces. Una sensación que se acrecienta a medida que avanza la edad, y que se ha visto negativamente afectada por la pandemia de la covid-19.
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