Mollá (Elx, 1982), con estudios en Estadística por la Universidad Miguel Hernández, es hija de Pasqual Mollà, histórico militante de EUPV e Iniciativa, como ella misma y como la exvicepresidenta Mónica Oltra. De hecho, ambas fueron expulsadas de EUPV en 2007, pasaron a formar parte de Iniciativa y han salido del Botànic con escasos meses de diferencia.
Diputada en Les Corts en 2007, Mollà formó con Oltra un sonado tándem en el parlamento valenciano de firme oposición al gobierno del PP durante años. En su trabajo de oposición, destaca su enfrentamiento y denuncia al exconseller de Solidaridad, Rafael Blasco, ante la Fiscalía Anticorrupción, en lo que después derivaría en el caso Cooperación que acabaría en la condena del dirigente 'popular'.
Mollà fue concejala del Ayuntamiento de Elx (Alicante) desde 2015 hasta 2019, año en el que se presentó como candidata a la Alcaldía de la ciudad, logrando dos concejales y situándose como cuarta fuerza tras PSPV, PP y Ciudadanos.
Fue en junio de 2019 cuando se incorporó al Consell --tras su renuncia al acta de edil--, tomando las riendas del departamento que dirigía Elena Cebrián, y que a su llegada cambió la denominación de Cambio Climático por Emergencia Climática.
Entre las primeras contingencias a las que se enfrentó como consellera fueron las lluvias torrenciales de la DANA de 2019 y los daños sufridos en la comarca alicantina de la Vega Baja, a los que respondió el Consell con el Plan Vega Renhace, en el que el departamento de Mollà fue uno de los implicados.
Otro de los temas que siempre ha estado presente durante su gestión es la ampliación norte del Puerto de València, a la que siempre se ha mostrado contraria por creer que «está abocada a terminar en los tribunales» porque «no es la que estaba amparada por la Declaración de Impacto Ambiental (DIA)».
La plaga de la 'xylella', el 'cotonet', las reivindicaciones del sector citrícola sobre el tratamiento en frío de las exportaciones de países extracomunitarios o los recortes en el trasvase Tajo-Segura también han ocupado buena parte del trabajo de su Conselleria.
Uno de los momentos más delicados de su gestión ha sido la muerte de diez burros en el Desert de Les Palmes, un caso que provocó dos dimisiones en su departamento y que la Fiscalía ha llevado al juzgado. También otra situación criticada por la oposición ha sido su ausencia durante los primeros días de los incendios declarados este verano en Bejís y la Vall d'Ebó, pese a gestionar la política forestal.
Crisis climática
En los últimos meses, la transición ecológica, y con ella la energética, ha copado buena parte de la agenda de gobierno, especialmente con la invasión de Ucrania y su consecuente crisis energética.
En la línea de estos retos, a finales de septiembre, la hasta ahora consellera presentó la 'Ruta Valenciana del Biogás', un proyecto para instalar en los próximos años un «mínimo» de cien plantas en la Comunitat Valenciana que transformen residuos de diferente procedencia en biogás y que este se pueda inyectar a la red de gas, con fondos europeos, autonómicos y del sector privado.
Su cese se produce menos de una semana después de que Mollà apremiase «sin complejos» al «resto de consellerias implicadas» en la tramitación de instalaciones de energías renovables --Economía Sostenible y Política Territorial-- «los mismos esfuerzos» y «compromiso» que realiza su departamento para acelerar las tramitaciones de plantas de menos de 50 megavatios". Todo ello en medio de las críticas por el atasco en las autorizaciones del Consell.
Unas palabras que precisamente respondió de forma contundente la vicepresidenta de su mismo partido, Aitana Mas, que en su comparecencia de los viernes pidió evitar «tensiones y personalismos» y «remar en la misma dirección» en el seno del Gobierno valenciano para agilizar la implantación de renovables.
Las declaraciones también tuvieron su reacción en la síndica de Compromís, Papi Robles --pertenece a Més y no a Iniciativa--, quien subrayó que «todas las personas implicadas en el proceso lo están haciendo con el máximo rigor». «Vísteme despacio que tengo prisa (...) Milagros a Lourdes», zanjó.
La salida de Mollà también se produce cuando al fin veía llegar a Les Corts la nueva Ley de Cambio Climático un año después de que la enviase al parlamento, una dilación que también afeó la semana pasada en declaraciones a los medios.
Con ella, pretendía dotar de un marco normativo las políticas contra la emergencia climática y establecer una fiscalidad «verde» con tres nuevos impuestos, entre ellos, a la compra de automóviles contaminantes por parte de particulares a partir de 2025. Ahora, la norma seguirá su andadura parlamentaria sin Mollà al frente del departamento que la impulsó.
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