El secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza, ha defendido que la lucha contra el terrorismo «es una lucha ética y moral» y ha advertido de que los socialistas no admitirán que «se juegue con la memoria ni que se hagan relatos interesados, en los que cada uno se resitúa según le convenga». «Vamos a defender que nunca ha habido razón política que justifique la violencia y la vulneración de derechos», ha subrayado.
Andueza ha realizado estas afirmaciones en el acto de entrega de los premios Oroimen Hegoak, en el palacio Miramar de San Sebastián, en el que ha intervenido junto al secretario general de Juventudes Socialistas de Euskadi (JSE-Egaz), Víctor Trimiño.
JSE-Egaz entrega en esta edición el premio especial a las Juventudes Laboristas Noruegas (AUF) por su trabajo «en favor de la memoria, contra el odio y por la pluralidad y la tolerancia» y el acto ha contado con la presencia de Fabian Wahl Sandvold y Nimrah Ramzan, miembros de la dirección nacional de las Juventudes Laboristas de Noruega (AUF).
En 2011 un campamento de verano organizado por la AUF en la isla noruega de Utoya fue objeto de los disparos del utraderechista Anders Breivik. En este atentado y en el cometido dos horas antes en Oslo por el mismo individuo, fallecieron 77 personas.
En su intervención, Eneko Andueza ha recordado que Utoya es, desde aquel «terrible» julio 2011, un lugar que «va a quedar para siempre asociado en nuestra memoria a la lucha por la libertad». «Una pequeña isla cercana a Oslo que ha pasado a formar parte de la larga lista de puntos que el terrorismo ha convertido en símbolos de la barbarie: como Bataclan, como Atocha», ha destacado, para añadir otros ejemplos como la calle Navas de Tolosa de Arrasate o los Jardines de la Libertad de Vitoria.
«Es una de las consecuencias del terrorismo, que con su crimen impone una nueva identidad a los lugares y a las personas que ataca», ha lamentado, al tiempo que, citando al escritor francés Ivan Jablonka, ha afirmado que «el asesino se queda para contar su versión, para arrepentirse o para pavonearse» pero la víctima «lo será para siempre».
Tras subrayar que a las víctimas «se les despoja de todo lo que eran, y todo lo que les quedaba por ser», el dirigente socialista ha incidido en que por ello «es tan importante rebelarse ante este destino, levantarse y reivindicarse ante quien te ha querido anular».
"lucha ética y moral"
En esa misma línea, ha defendido que «la lucha contra el terrorismo es una lucha ética y moral» y, aludiendo al ejemplo de Euskadi, ha reivindicado «una sociedad más justa y más libre, tolerante con el que piensa distinto». «No hay balas ni bombas que pueden acabar con nuestras ideas», ha enfatizado.
El líder del PSE ha recordado que 69 jóvenes socialistas fueron asesinados en Utoya, pero sus ideas «siguen hoy vivas y más fuertes que nunca». «No han destruido a los socialistas noruegos, como tampoco ETA consiguió destruir a los socialistas vascos y españoles. Al contrario, hoy gobernamos en ambos países y el recuerdo de los ausentes nos une y nos da fuerzas para seguir adelante», ha afirmado.
Transcurridos 12 años desde la masacre de Utoya y del fin de ETA, Eneko Andueza ha señalado que en Euskadi «hemos ido aprendiendo a restañar heridas, a mirar a nuestro pasado con verdad», pese a que «no está siendo fácil porque la verdad muchas veces duele y se generan conflictos».
«Lo hemos vivido esta misma semana en torno al 3 de marzo en Vitoria, con exigencias de perdón a un Gobierno democrático que fue, precisamente, víctima del fascismo primero y del terrorismo después, pero los socialistas vamos a ser firmes en esta pelea», ha sostenido.
De este modo, ha subrayado que «el objetivo principal del terrorismo fue atacar el pluralismo político y las instituciones democráticas de este país» y ha considerado que «ahora, que por fin hemos consolidado la democracia, lo que nos toca es trabajar por un futuro basado en convivencia y en el respeto inexcusable de los derechos humanos».
Por último, el secretario general del PSE-EE ha apostado por trabajar en el campo de la educación, la memoria y el respeto a los derechos humanos para construir sociedades «más tolerantes y fuertes». «Es el único camino para ser más fuertes ante las amenazas», ha concluido.
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