Edificio en construcción en Bilbao | Europa Press

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El Clúster de la industria de la Construcción en el País Vasco, Eraikune, considera un desafío «alcanzable» el marcado por el pleno del Parlamento Europeo esta semana para que todos los edificios de nueva construcción estén equipados con tecnologías solares para 2028, cuando sea técnicamente adecuado y económicamente factible, mientras que los edificios residenciales en proceso de renovación importante tienen hasta 2032.

Según lo aprobado por la Cámara de Bruselas, los edificios residenciales tendrían que alcanzar, como mínimo, la clase de rendimiento energético E para 2030 y D para 2033, en una escala que va de la A a la G, esta última correspondiente al 15% de los edificios con peor rendimiento del parque nacional de un país miembro. Por su lado, los edificios públicos y no residenciales deberán alcanzar las mismas calificaciones para 2027 y 2030, respectivamente.

En declaraciones a Europa Press, el director de Eraikune, Jon Ansoleaga, ha afirmado que alcanzar la neutralidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en el sector de la construcción para el 2050 es «básico» para alcanzar los «ambiciosos» objetivos climáticos establecidos por la Unión Europea en la materia.

A nivel comunitario, el sector de la edificación supone más del 36% de las emisiones de CO2 y el 40% de la energía final empleada. «La articulación de planes de acción como el aprobado esta semana son claves para impulsar, definir e implementar mecanismos que aceleren y aseguren las cero emisiones netas de las nuevas edificaciones», ha aseverado.

Directivas

No obstante, Ansoleaga ha advertido de que llevar a cabo este proyecto «no es tarea fácil». «De la mano de esta iniciativa se deben seguir elaborando más recomendaciones, directivas y normas de aplicación directa y vinculante a los nuevos inmuebles a construir y que continúen definiendo el camino para conseguir las cero emisiones netas de un activo residencial», ha agregado.

Por ello, ha instado a hacer una apuesta «contundente» por la incorporación de nuevas tecnologías, procesos y materiales en el sector, impulsando la investigación y desarrollo de soluciones altamente competitivas, que ayuden a alcanzar el reto de la neutralidad climática, a costes «también razonables».

A su juicio, se necesita seguir atrayendo talento especializado y tecnificado al sector: equipos de trabajo multidisciplinares que conciban, planifiquen y desarrollen los proyectos desde nuevos enfoques, optimizando el uso de tecnologías emergentes y garantizando la eficiencia de los edificios a diseñar.

Del mismo modo, ha animado a seguir concienciando a toda la esfera social de la importancia de descarbonizar los entornos urbanos, poniendo el foco en que «una vivienda salubre es inevitablemente aquella que es sostenible en el tiempo».

En este sentido, considera que construir edificios con cero emisiones netas para el 2028 es «todo un desafío, pero un desafío alcanzable». «Asumir la responsabilidad conjunta de impulsar este modelo de construcción entre todos los agentes políticos y sociales que estamos implicados, supone pieza clave para garantizar el éxito de los retos planteados para el sector», ha concluido.