El presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, ha asegurado que «el problema de la contaminación no son los cruceros» en la infraestructura, ya que son las naves más modernas que llegan al enclave.
Lo ha dicho este miércoles durante su comparecencia ante la Comisión de Territorio del Parlament para informar sobre los objetivos de su presidencia al frente de la infraestructura.
Salvadó ha explicado que otro tipo de barcos como los petroleros y los graneleros son más antiguos y generan más emisiones: «Los cruceros son las embarcaciones más modernas y más eficientes ambientalmente de las que llegan».
Ha anunciado su voluntad de constituir un consejo para la sostenibilidad de los cruceros que permita gestionar las externalidades negativas que producen los cruceristas y maximizar las positivas.
Entre otros temas, el consejo deberá analizar dónde y cuándo se producen las congestiones de cruceristas en Barcelona y ha abierto la puerta a «informarles de que no podrán ir a ciertos lugares» de la ciudad.
Ha respondido de este modo a las preguntas de la diputada de la CUP Montserrat Vinyets, que ha pedido esclarecer los proyectos para reducir el impacto de este turismo en Barcelona, y al representante de los Comuns David Cid, que ha reclamado limitar el número de cruceristas a un máximo de 10.000 al día.
Por su parte, el diputado del PSC Jordi Terrades ha asegurado que Barcelona debe ser el puerto base de salida de los cruceros y que los buques estén un tiempo «razonable» que permita captar turismo de más calidad y que aporte más valor añadido; mientras que Ferran Estruch, de ERC, ha apuntado que no puede haber un crecimiento sin límites y que debe ser de calidad y teniendo en cuenta la sostenibilidad.
Impuesto sobre emisiones
Sobre el impuesto a las emisiones a los grandes buques que está estudiando la Generalitat, Salvadó ha explicado que es una figura fiscal compleja que no existe en ningún otro territorio de Europa.
Ha alertado que debe ser un «impuesto razonable» y que debe evitar la deslocalización de la llegada de buques ya que, según él, un barco procedente de China tiene muy pocos problemas para cambiar de puerto de llegada.
Se ha mostrado favorable a la propuesta de gravar con un euro cada tonelada de emisiones que el Parlament aprobó en 2017, y contrario a subir esta tasa a 3,5 euros por tonelada.
«No es una discusión de fondo, es encontrar el equilibrio para que el impuesto sea eficiente», ha añadido, y ha recordado que si la tasa provoca un cambio del puerto de llegada, aumenta las emisiones del transporte por carretera.
El diputado de Junts Ramon Tremosa ha apuntado que este impuesto «no tiene que reducir la competitividad y debe evitar deslocalizaciones de empresas», por lo que se debe hacer pero limitando los efectos no deseados.
Por su parte, el representante de Vox Andrés Bello ha preguntado --sin obtener respuesta-- por los cambios que ha habido en la gestión del Puerto de Barcelona entre la presidencia de Salvadó y la de su antecesor en el cargo, Damià Calvet.
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