El 90% de las personas usuarias del programa Erdu, dirigido a atender a personas con adicciones y en situación de alta vulnerabilidad social en Euskadi, presenta alguna patología mental, según recoge el balance de actividad de este programa del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.
Por ello, una de las conclusiones a las que apunta la memoria 2022 de Erdu es que «las adicciones y la salud mental están profundamente interconectadas, a menudo funcionando en un ciclo perjudicial». En concreto, de las 270 personas atendidas el pasado año en el programa Erdu, 237 (el 88%) eran adictas y 243 (el 90%) presentaban problemas de salud mental.
Según ha indicado la consejera de Igualdad, Justicia y Política Sociales, Nerea Melgosa, «las personas que sufren de problemas de salud mental pueden recurrir a sustancias adictivas para autotratar sus síntomas, buscando un alivio temporal, a pesar de los efectos perjudiciales a largo plazo».
A su vez, ha explicado, el abuso de estas sustancias puede agravar las condiciones de salud mental existentes o incluso contribuir al desarrollo de nuevas".
Los hombres tienden a sufrir adicciones en tasas más altas que las mujeres, con 238 usuarios, el 88% del total de las personas usuarias. «Hay muchos factores que aún no se comprenden completamente y contribuyen a esa discrepancia. Cada individuo es diferente y hay muchas variaciones dentro de cada género. Por lo tanto, es importante evitar generalizaciones y estereotipos cuando se habla de adicción», ha precisado la consejera.
En el análisis por franjas de edad, el balance refleja que en el grupo más joven, de 18 a 25 años, se encuentra el 23% de las personas usuarias, mientras que el 26% está en la franja de 26 a 35 años. La mayor proporción se da en el grupo de 36 a 59 años, casi la mitad de las personas atendidas, con un 46%.
Finalmente, un 5% de usuarios son mayores de 60 años, lo que, según ha advertido la Consejería, «demuestra que esta problemática abarca todas las edades».
Sin hogar o con infravivienda
La memoria también recoge «la situación de vulnerabilidad residencial» que sufren estas personas, ya que un total de 197 (73%) de las personas atendidas se encontraban en situación de sinhogarismo o infravivienda.
En palabras de la consejera, «la adicción puede ser una causa directa de la falta de vivienda, ya que las personas con adicción a menudo se enfrentan a dificultades económicas, pérdida de empleo, rupturas familiares y sociales, todo lo cual puede conducir a la falta de vivienda».
Por otro lado, ha precisado, las condiciones de vida en la calle pueden llevar a las personas sin hogar a recurrir al uso de sustancias «como una forma de manejar su situación y escapar temporalmente de su realidad».
Respecto a los tipos de adicciones, la mayoría de las personas presentaba problemas de alcoholismo, lo que supone un 28% del total. Además hay un 13,7% consumidora de heroína, un 12,2% de cocaína, un 11,5% de cannabis y un 8% de Lyrica.
El objetivo del programa Erdu es «interconexionar, alrededor de la persona, recursos de los distintos sistemas» como servicios sociales de base, centros de salud mental, centros sociales de secundaria, albergues, centros de baja exigencia, Ertzaintza o Lanbide.
De esta manera, han apuntado desde el Gobierno Vasco, «se contribuye a reducir la conflictividad, a mejorar los flujos de las personas entre sistemas y recursos, así como el acceso de las personas más vulnerables al ejercicio de sus derechos».
En función del balance dado a conocer este miércoles, el pasado año, 108 personas lograron cumplir los objetivos que los equipos de atención marcaban para mejorar su situación.
«A pesar del impacto y del cambio positivo que estamos logrando, las conclusiones de esta memoria enfatizan la necesidad continua de un enfoque de atención comunitaria de proximidad. Es fundamental que continuemos trabajando para visibilizar a estas personas, brindarles apoyo emocional y médico inicial, y ayudarlas a conectarse con los recursos y servicios disponibles», ha concluido Melgosa.
Desde la pandemia
El programa ERDU-Intervención de Proximidad en Adicciones fue puesto en marcha durante la pandemia para abordar nuevos retos frente a las adicciones en Euskadi y cuenta con la participación de la Asociación Guipuzcoana de Investigación y Prevención del Abuso de las Drogas (Agipad), de la Fundación Etorkintza y de la Fundación Gizakia en Bizkaia y la Fundación Jeiki en Álava.
Mediante unidades móviles especializadas de atención, se desplazan los recursos que así lo precisan para ofrecer una atención en adicciones complementaria al trabajo que allí se está haciendo.
El objetivo es realizar una atención sanitaria y educativa en coordinación con servicios de Salud y Sociales para mejorar la situación de salud mental, física y psicológica de las personas atendidas.
Los equipos están compuestos por profesionales de Psicología Clínica, Medicina, Enfermería y Psiquiatría, Trabajo Social y Educación Social.
Enmarcado dentro de la Estrategia de Atención Sociosanitaria de Euskadi 2021-2024, el programa cuenta con un presupuesto anual de 250.000 euros proveniente del Fondo Inor Atzean Utzi Gabe, que surgió para dar respuesta a situaciones de riesgo, exclusión o pobreza derivadas o agravadas por la Covid-19.
El número de personas atendidas desde su puesta en marcha ha pasado de 361 en 2020, 434 en 2021, 270 en 2022 y, por el momento, 155 en 2023. El mayor número de personas atendidas durante el pasado año corresponde a Bizkaia, con 199, seguido de Gipuzkoa, con 57, y Álava, con 14.
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