El hombre fue juzgado y condenado por la sección cuarta de la Audiencia de Valencia a siete años de prisión por lesiones graves pero no por tentativa de asesinato. La defensa de la agente y la fiscalía recurrieron y el TSJCV anuló la sentencia y ordenó repetir el juicio con un tribunal diferente al ver ánimo de matar y la agravante de género. Hoy se ha celebrado la nueva vista.
Fiscalía reclama para el hombre una pena de 14 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentantiva en concurso con atentado, 300 euros de multa por un delito de lesiones y 1 años y seis meses por un delito de atentado para el compañero que también resultó herido al tratar de frenar la agresión. Además, reclama para la víctima una indemnización de 20.000 euros por daño moral, más lo que el tribunal determine por las lesiones causadas y 300 euros para el agente que la ayudó.
En la sesión de hoy el acusado se ha negado a responder a ninguna pregunta, ni siquiera de su abogado del turno de oficio, que ha sido designado por el Colegio de Abogados después de que el letrado que le representó en el primer juicio renunciara a su defensa. El hombre se ha quejado de que su nuevo representante no conocía la causa y ha tenido que ser llamado al orden por la presidenta del tribunal.
Por su parte, la víctima, que ha declarado detrás de una mampara de protección, ha reiterado que los insultos que le profirió el acusado antes de agredirla solo iban dirigidos a ella, que esa noche era la única agente mujer presente en los calabozos.
Así, ha recordado que esa noche el procesado --que estaba discutiendo con otros detenidos-- le pidió ir al baño y, al regresar a la celda, se le escapó la puerta porque «pesaba mucho» e hizo «mucho ruido». Fue entonces cuando el acusado le recriminó haber dado un portazo y comenzó a faltarle al respeto. Ella le explicó que no lo había hecho adrede, cerró la puerta y se marchó.
Pero entonces, él comenzó con los insultos machistas: "Me dijo 'puta', 'perra', 'me pagan por follarme a putas como tú' y que él
no aceptaba órdenes de mujeres". Como además profería los insultos a gritos, que podían escuchar el resto de internos, decidieron cambiarlo de celda.
Año y medio de tratamiento
Al entrar para comunicárselo, él estaba tumbado y tapado y cuando le fue a coger la manta de los pies él se abalanzó sobre ella y ya no recuerda más porque del golpe se quedó inconsciente. Por estos hechos ha estado cerca de un año y medio en tratamiento psicológico y la Dirección General de la Policía le ha tenido que adaptar su puesto de trabajo.
Según el relato del ministerio fiscal, tras el fuerte puñetazo en la cara con «la intención de acabar con su vida», que la dejó inconsciente, el hombre siguió dándole varios puñetazos sin que ella pudiera defenderse en modo alguno «causándole lesiones que hubieran acabado con su vida de no ser por la rápida intervención del otro agente, que sujetó al procesado para impedir que siguiera golpeándola». Ese policía también resultó lesionado por el procesado.
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