Archivo - Ciudad de la Justicia de València | Rober Solsona - Europa Press - Archivo

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Un jurado popular ha declarado culpable por unanimidad al hombre que mató a su novia de un tiro en la cabeza en un chalé que habían ocupado unos seis meses en Castelló, en la comarca valenciana de la Ribera Alta, y que lo hizo mientras ella estaba sentada en el colchón situándose en un plano superior para que «no tuviera manera alguna de defenderse».

El acusado alegó que todo fue un accidente y que se disparó el arma por error al tirar la corredera hacia atrás. Sin embargo, el jurado cree que la mató de forma «voluntaria» y no debido a «una grave infracción de un deber de cuidado al dispararse la pistola mientras la toqueteaba».

Por este crimen, el hombre se enfrenta a una pena de 24 años de prisión por asesinato con agravante de parentesco y tres más por tenencia ilícita de armas, según le reclama la Fiscalía --y la Generalitat como acusación popular--, mientras que la acusación particular, que representa a la familia de la fallecida, eleva la petición de asesinato a 28 años al añadir la agravante de discriminación de género y reclama dos más por el delito de tenencia ilícita.

Por contra, la defensa, que pedía dos años de cárcel por un homicidio imprudente al afirmar que fue un accidente con las atenuantes de confesión, reparación de daños y por estar bajo los efectos de sustancias estupefacientes, ha anunciado que recurrirá. El presidente del tribunal del jurado será el que dicte sentencia y fije las penas para el acusado.

Los hechos ocurrieron el 6 de marzo de 2020 y la mujer falleció al día siguiente en el hospital La Fe. El acusado, Juan Salvador, que tenía 30 años en el momento de los hechos, negó durante la vista que quisiera matar a su novia Mónica, de 38 años y con dos hijos de 20 y 10 años, y afirmó que se le disparó el arma de forma accidental. Asimismo, mantuvo que su relación «estaba bien» y negó que ella quisiera dejarlo. «Discutíamos lo normal, como todas las parejas», señaló.

Según su versión, la noche de los hechos estuvieron «bien» y consumieron marihuana y speed junto al exnovio de su hermana que convivía con ellos. Pasadas las 4 horas, la pareja se subió a la habitación, ella se duchó y al salir se sentó en la cama y agachó la cabeza para ponerse una mascarilla. En ese momento, él estaba mirando la pistola que se encontró un par de semanas antes en un chalé abandonado --y que no comprobó que estaba cargada, aseguró-- y entonces echó la corredera hacia atrás y «al soltarla se disparó».

Lo hizo "a sabiendas"

Frente a su versión, el jurado estima probado que mientras la víctima estaba sentada en el colchón de matrimonio, el acusado cogió una pistola semiautomática que tenía en su domicilio y se colocó en un plano superior a ella, de modo que evitaba que la mujer pudiera defenderse.

También ve probado que en estas circunstancias, y movido por el ánimo de acabar con su vida o asumiendo la posibilidad de hacerlo, de forma sorpresiva e inesperada, el hombre apretó el gatillo de la pistola a sabiendas que la misma estaba cargada.

Asimismo, el jurado da por probado que en las discusiones que mantenía la pareja, el hombre llamaba a la víctima 'puta y guarra' y que en alguna ocasión el acusado le dijo a la joven: «Tengo dos balas, una para ti y otra para quién esté contigo».

Con este comportamiento, el hombre pretendía dominar y someter a la chica en su relación de pareja, creando un entorno de violencia e intimidación permanente. A finales de 2020, Mónica comunicó al acusado su intención de dejar la relación sentimental, tal y como también considera probado el jurado. Tras ello, se desencadenaron los hechos juzgados en la Audiencia de Valencia. No obstante, el jurado no aprecia que la mató porque le dijo que quería dejar la relación.

Del mismo modo, da por probado que el acusado se encontró con el arma --una pistola semiautomática en perfecto estado-- con anterioridad y se apropió de ella «poseyéndola y utilizándola a pesar de carecer de licencia».