El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la condena a 17 años de prisión para la mujer a la que un jurado popular declaró culpable de asesinar en abril de 2021 de numerosas puñaladas a su novia, la joven Marina de 18 años, en el cortijo donde vivían en la localidad de Motril (Granada). Posteriormente, intentó deshacerse del cadáver buscando un lugar donde enterrarlo con la ayuda de otra persona, un joven con un retraso mental que le hacía «especialmente manipulable» y que por ello fue absuelto del delito de encubrimiento del que estaba acusado.
En la resolución, a la que tenido acceso Europa Press, la Sala de lo Civil y Penal del TSJA ha desestimado los recursos presentados tanto por la defensa de la acusada como por la acusación particular contra la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia de Granada que condenó a la autora confesa del crimen, una resolución que ha quedado ahora confirmada en todos sus extremos.
La acusada, identificada como Yasmina M.R., ha sido condenada como autora de un delito de asesinato con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión por el que también deberá cumplir cinco años de libertad vigilada. Junto a ello, deberá indemnizar en 75.000 euros a la madre la víctima, que ha ejercido la acusación particular en el proceso representada por el letrado Jesús Huertas. También deberá indemnizar a cada una de las cuatro hermanas de la joven en 22.000 euros y se le ha impuesto la prohibición de aproximarse o comunicarse con ellas por 22 años.
El crimen se produjo sobre las 13,00 horas del 12 de abril de 2021 en la vivienda en la que convivía la pareja, que mantenían una relación desde hacía dos años aproximadamente. La acusada asestó «al menos 13 puñaladas» con un cuchillo a la joven Marina después de haber consumido cocaína y su intención fue «hacerla sufrir cruel e innecesariamente», según se expone en la sentencia de la Audiencia que ahora ha confirmado el TSJA, tal y como ha avanzado el diario 'Ideal'.
Tras el crimen esa misma tarde, se puso en contacto con un amigo a quien contó que había matado a Marina y éste «colaboró con ella en envolver el cadáver en un edredón y la acompañó», tanto esta noche como a la mañana siguiente, «en la búsqueda de un sitio en el que enterrar» el cuerpo, aunque no tuvieron éxito y ella acabó entregándose a la Policía y confesando lo que había hecho.
En la primera sesión del juicio, la mujer se declaró culpable. Según relató, había consumido cocaína y ansiolíticos, de modo que cuando la víctima, que estaba fregando las cosas del desayuno, se le acercó con un cuchillo reaccionó de este modo. «No pensé, le quité el cuchillo y la apuñalé (...) no sé dónde le di ni cuántas puñaladas fueron», declaró.
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