El experto en Inteligencia Artifical (IA) generativa Pablo Escobedo ha afirmado que esta tecnología supone un «cambio de paradigma» en la creación de arte y la forma de comunicarnos, hasta el punto que le «sorprendería que en unos años haya periodistas o personas en una oficina que no la usen para generar textos», pero pide «cautela» ante los augurios «alarmistas» de una «gran amenaza» para el empleo o la credibilidad de la información.
La trayectoria de Pablo Escobedo está ligada a la creación de montajes con imágenes y vídeos. Forma parte de la empresa Prodigioso Volcán, una consultora de comunicación enfocada a la IA que este miércoles abrirá su sede en València dentro de la librería Railowsky. En esta empresa, ha creado la primera productora de microcine e IA para el Festival de Lima, con un corto generado con IA, y en su tiempo libre ha animado cuadros de Joaquín Sorolla.
El equipo de Prodigioso Volcán ha constatado un «cambio de paradigma», «casi una revolución», en la manera en la que se crean mensajes, comunicación y arte, con el surgimiento de muchas herramientas que «están haciendo mucho más sencillos algunos procesos de creación que antes resultaban muy complejos, desde la redacción, escritura, la pintura, la animación o la propia ilustración e incluso la música».
Aunque en todos estos campos las máquinas empiezan a generar contenido, Escobedo ha insistido en que «no lo generan solas» sino que la IA es una herramienta que obedece a las órdenes de las personas y, por tanto, su uso está ligado a los criterios éticos y la profesionalidad de quien la utiliza.
La conocida portada de El Mundo con una imagen generada por IA del exvicepresidente Pablo Iglesias con la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz alertó de cómo se puede falsear la realidad. Sobre este caso, Escobedo cuenta que lo primero en lo que pensó fue «en la famosa fotografía de Stalin en la que aparecía con ciertos colaboradores que después manipulaban la fotografía y la recortaban para no estar».
En ese sentido, el experto ha recalcado que «la manipulación fotográfica ha existido siempre», y «siempre hemos podido utilizar photoshop o tijeras», solo que ahora «es más fácil», pero también requiere conocimientos técnicos. «La cosa es que los profesionales del periodismo tienen que ser conscientes de que la realidad no se genera, se captura».
De esta forma, ha insistido en que para perder la credibilidad con imágenes falsas «hacen falta conocimientos técnicos, la intención de engañar y un público receptivo al engaño». «Hay que avisar de que esto puede suceder, pero que nadie piense que no vamos a poder creernos lo que nos digan los periódicos o lo que salga en la televisión porque los profesionales del periodismo estamos para hacer un buen uso de estas herramientas», ha puntualizado.
Falsear imágenes es «la punta del iceberg de lo que aportan todas estas herramientas a los profesionales de la comunicación», ha indicado, para destacar las experiencias de éxito de aplicar la IA a la parodia, la ilustración editorial o la visualización de infografías.
Combatir la desinformación
Para combatir la desinformación, lo primero que recomienda Escobedo es que «los profesionales de la información conozcan bien en qué consisten estas herramientas y cómo sacarles provecho»; en segundo lugar, que «tengan claro sus principios éticos». «La clave estará en tener profesionales bien formados», ha defendido.
Escobedo ha reconocido que, «especialmente con la imagen», cada vez es más difícil distinguir una real de una generada con IA porque cada vez se generan mejor" e incluso se pueden retocar con photoshop para conseguir una apariencia más verosímil.
Más que intentar entrenar al ojo para detectar las pistas de que una imagen está creada por IA, el experto ha insistido en que «lo más importante es que estemos alerta ante lo que pueda ser engañoso, el bulo y la desinformación, que son generalmente fragmentos descontextualizados que llegan a través de redes sociales, capturas que nadie sabe quién ha escrito o de qué medio provienen. Es más importante estar pendiente de eso».
Además, a su juicio, «a largo plazo la IA puede ir creando mayores nichos, mayor aislamiento, algo que ya se había visto con las redes sociales, con contenidos hipersegmentados y comunidades online cada vez más cerradas. Esto puede ser otra piedra más en la polarización de la sociedad. (...) El famoso efecto de que parece que el móvil nos escucha viene de hace años, ahora ya no solo puedo encontrarte para lanzarte un mensaje a ti, sino que además puedo generar un mensaje para ti», ha advertido.
Regulación "apresurada"
En ese sentido, la UE está trabajando en una ley sobre la inteligencia artificial y están sobre la mesa cuestiones como la obligatoriedad de indicar que un texto o imagen está generado con IA. En su opinión, «es apresurado» elaborar esta regulación, y destaca «la máxima que le dice a los legisladores que no legislen en caliente». «No estamos haciendo tanto caso a la realidad como al calentón público, a la histeria», ha lamentado.
«Me sorprendería que dentro de un año o dos haya periodistas o cualquier persona en una oficina que no utilice la IA para generar texto, otra cosa es cómo vayamos a emplear ese texto. Si lo he utilizado en el 15% de una noticia o presentación, ¿lo tengo que informar?. Lo veo un poco apresurado», ha opinado.
En cuanto a si hay más riesgos o ventajas con el auge de la IA, Escobedo ha asegurado que, «cuanto más avanzada es la tecnología, más avanzados los riesgos y más avanzadas las ventajas» que presenta.
Por ejemplo, ha destacado que una de las grandes apuestas del desarrollo de la IA es la traducción automática a cualquier idioma, que ayudará a la humanidad a comunicarse. Ha señalado que también hay «ventajas que creo que ni siquiera se van a aprovechar», como la de que cada persona pueda crear música a su gusto. «Al final se escuchan las mismas tres canciones», ha comentado.
Sobre si hay un clima de temor respecto a la IA, ha afirmado que «siempre tenemos un rechazo a lo nuevo, sobre todo cuando la tecnología es un cambio de paradigma» --«no hay más que recordar cuando parecía que los móviles nos iban a fundir el cerebro a todos», ha ironizado--, «pero con el tiempo toda esa efervescencia y miedo, o por el lado contrario la fe ciega en que es la solución a los problemas, va decayendo y la tecnología entra en nuestro día a día con normalidad».
El experto rechaza que la IA vaya a «generar una hecatombe en el empleo», cree que no va a destruir profesiones sino que «las va a transformar» y «tenemos que adaptarnos y aprender a usar nuevas herramientas». «Es verdad que a veces nos llegan noticias de que se ha despedido no sé a cuánta gente. La tecnología es una excusa para hacerlo porque la empresa tiene otros problemas que le cuesta más explicar», ha añadido.
«Después de haber oído mensajes como la inteligencia artificial va a matarnos a todos, como se oyeron hace algunos meses a algunos gurús, entiendo que igual se haya creado demasiado miedo en algunas personas, pero aquí seguimos, aquí seguiremos y la inteligencia artificial no es nuestra mayor amenaza. Deberíamos estar más preocupados por otras cuestiones como el cambio climático, pero un modelo predictivo de texto que ni piensa, ni siente, ni padece, ni tiene intención de hacer nada, no es una gran amenaza. De hecho, el mensaje sería cautela sobre todo con esos mensajes muy altisonantes, muy alarmistas, porque suelen esconder alguna intención por detrás», ha zanjado.
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