Archivo - El director teatral Xavier Albertí | Europa Press - EUROPA PRESS - Archivo

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El director Xavier Albertí, responsable escénico de la obra 'En mitad de tanto fuego' que llegará el próximo 25 de enero a los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, alerta contra los intentos de censura que están soportando algunos creadores y compañías teatrales en España en los últimos meses y considera que suponen un «ataque» a las bases de «tolerancia» y «respeto» de la sociedad.

«Yo creo que estamos viviendo unos momentos que exigen profundo coraje y profunda valentía. Cualquier atentado a la libertad creativa es algo que tiene que tener claras consecuencias por parte de los ciudadanos», ha asegurado en una entrevista concedida a Europa Press con motivo del estreno de esta obra en la Comunidad de Madrid, unos ciudadanos que, a su juicio, han sido en muchos casos «cómplices con su voto» de la «atrocidad» que supone la censura.

Tras pasar por numerosos escenarios en medio de una gira que está llevando la obra por distintos puntos de la geografía nacional y que la conducirá también a destinos de América latina como Buenos Aires, Montevideo o Lima, 'En mitad de tanto fuego' llega ahora a la capital como una aproximación al poema homérico desde la creatividad propia de Conejero y como un rechazo a la realidad que supone cualquier guerra.

«Troya es el origen de toda la descabellada relación del hombre con la violencia», así sintetiza Albertí la fascinación que, pese al paso de los siglos, sigue generando esta contienda mitológica recogida en la Ilíada.

Frente a ello, 'En mitad de tanto fuego' supone un alegato antibélico y a favor de la libertad de amar que podrá verse en la Sala Negra de estos teatros del 25 de enero al 4 de febrero.

«La barbaridad de la guerra no tiene nada de épico», rechaza Albertí, quien huye de cualquier concepción similar en esta obra e incluso reconoce que, como espectador, se niega a participar de cualquier «espectacularización de la violencia». «Apago la tele o me voy del cine, lo que me interesa es la narración», ha explicado.

Por su parte el protagonista del montaje, el actor barcelonés Rubén de Eguía, conocido por sus papeles televisivos en 'Merlí' --donde daba vida a Albert-- o 'Acacias 38' --interpretando a Diego Alday--, se reconoce consumidor de ese cine que define «con fuegos artificiales» y advierte de que pese a que no se muestre sobre el escenario, la presencia de Troya en el imaginario común permite que el público «vea las batallas» en el montaje.

"el texto dice troya, pero puede decir ucrania, israel o palestina"

«No podemos olvidarnos de que el espectador lee la obra en función lo que hacemos nosotros, pero también de lo que ha visto y vivido», añade también en declaraciones a Europa Press, al tiempo que subraya que aunque el texto «dice Troya», también puede «decir Ucrania o Israel o Palestina».

El alegato contra la guerra de 'En mitad de tanto fuego' se suma al que Conejero hace en el mismo del amor y el «viaje» a la «conciencia de la diferencia», una «historia de los distintos sin eufemismos», como defiende Xavier Albertí, quien considera un «privilegio» que el dramaturgo confiara el texto en sus manos.

La figura mitológica de Patroclo es el vehículo que utiliza Alberto Conejero para plantear esta propuesta escénica, ahondando en la relación entre el guerrero griego y su compañero de armas Aquiles, un afecto que desde sus orígenes fue para muchos algo más, una historia de amor entre dos hombres que a lo largo de la historia se ha desdibujado condicionada por la moralidad del momento y que ahora el creador aborda de forma directa basándose «en las herramientas que cada sociedad tiene» para atender «la realidad sexual, erótica y metafísica» de este personaje, un cuerpo «que desea y está esperando».

Y es que como se narra en el mito homérico, Patroclo caía en el asedio de Troya a manos de Héctor después de que éste lo tomara por Aquiles al portar sus armas, un error que desataría la ira del héroe griego y le costaría también la vida al príncipe troyano.

En la obra, estrenada en el Festival Grec de Barcelona el pasado mes de junio, Patroclo espera en un lugar indeterminado la llegada de su amado compañero, aunque como recalca Albertí, cada espectador será el que decida qué lugar es ése en el que aguarda el guerrero, ya sea «un purgatorio literario, metafísico o religioso» del que supura la idea de que «el deseo nunca se termina».

Precisamente sobre esto, Rubén de Eguía recalca que una de las cosas «más potentes» que siente como actor cuando se sube e interpretar a este Patroclo pergeñado por Conejero es que «el amor está por encima de todo».

"lo único que ha merecido la pena es el amor que nos hemos dado"

«Cuando despedimos a los que se van, lo único que ha merecido la pena es el amor que nos hemos dado, esto vale igual para tu pareja, tu hermano o tu abuela», sentencia el protagonista del montaje.

Un obra que ha supuesto un «reto» para su director, dada la «partitura enormemente compleja» confeccionada por Alberto Conejero, si bien reconoce que para ello ha contado con el «instrumento adecuado», en referencia a De Eguía, intérprete con el que ha trabajado y ha seguido desde el inicio de su carrera y al que se ha referido como «uno de los grandes actores de su generación».

A su juicio, el joven barcelonés está «comprometido profundamente con la verdad escénica», pero «sin necesidad de salvarse ni enseñar el artilugio técnico de su oficio». «No necesita la coartada virtuosismo técnico», ha incidido.

Unas alabanzas ante las que el aludido se limita a subrayar que Albertí «dirige muy bien a los actores» y logra inocular en ellos una «conciencia ideológica muy potente» para convencer a cada intérprete de «la importancia de lo que hace».

También ha ensalzado Rubén de Eguía la facilidad de interpretar un personaje diseñado por Alberto Conejero. «A veces es más difícil interpretar un personaje de una sola secuencia que uno con un texto entero con tal profundidad y detalles. Alberto te da un mapa, ya casi no hay que hacer nada, solo que las palabras pasen a ser carne», explica.

Una combinación, la de Conejero y Albertí, para que el actor ayuda mucho a cumplir con su labor. «Xavier ayuda mucho a dar el matiz a un texto como el de Alberto, que aunque tiene mucha poética, también tiene mucha raíz», señala.