Inauguración de la exposición 'Símbolo y naturaleza', del artista aragonés Hermógenes Pardos, en el centro de la imagen, junto a la consejera municipal de Cultura, Educación y Turismo, Sara Fernández. | Europa Press

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El pintor, dibujante y grabador aragonés Hermógenes Pardos verá expuesta su obra en la sala zaragozana por excelencia --La Lonja-- con la muestra 'Símbolo y naturaleza', una retrospectiva antológica que recoge 134 obras de sus 50 años de carrera artística, que podrá visitarse desde este miércoles hasta el 7 de abril.

Pardos, nacido en Luceni (Zaragoza) en 1947, se traslada joven a la capital aragonesa y, de ahí, a Barcelona y Madrid, donde permanece 36 años, hasta que regresa a casa en 2011. Está casado con la dibujante de cómic y pintora Ángeles Felices.

Con 'Símbolo y naturaleza', «saldamos una deuda con la figura de Hermógenes Pardo», que pertenece a la generación de los años 70 que «renovaron el arte aragonés» y supusieron «una auténtica revolución a nivel artístico», ha asegurado la consejera municipal de Cultura, Educación y Turismo, Sara Fernández.

La consejera ha señalado que Pardos, por su carácter «más tímido» y porque ha residido muchos años fuera de Zaragoza, «probablemente no sea tan conocido», pero «ha significado mucho» en la evolución del arte aragonés y a nivel nacional.

Ha destacado su «maestría», sus grabados, sus obras dedicadas a Zaragoza, con un «homenaje a la ciudad» que «se respira en la exposición», y ha aseverado que «veremos con otros ojos el arte aragonés y conoceremos a Hermógenes».

El artista, emocionado con la exposición

El artista, visiblemente emocionado, ha agradecido el «excelente» trabajo en el montaje de la exposición y ha recalcado que no es un pintor «programático», excepto en esta última fase, ya de vuelta en Zaragoza, donde su obra su torna más realista y se centra en retratar los paisajes del Ebro y del entorno de la ciudad.

«Nunca he visto tanta obra junta», ha afirmado Pardos, quien ha declarado sentirse «un poco en las nubes» y, a la vez, de verse a sí mismo con más perspectiva al poder observar obras de todas sus etapas artísticas.

Sí que ha confirmado que el sustrato de toda su obra ha sido la naturaleza, pero partiendo de su interior y de «cosas existenciales» porque se considera una persona bastante «subjetiva», «introspectiva» y «psicoanalítica».

Así, ha recordado que, al nacer en un pueblo, siempre ha estado rodeado de naturaleza, pero que, en todo caso, trata de hacer una poética, más allá de reflejar cosas concretas, y su intencionalidad es «muy emocional».

Además, Hermógenes Pardos ha sido un pintor autodidacta ya que, aparte de tres años en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Zaragoza, no ha recibido más formación, aunque sí que pasa unos meses, en 1967, estudiando a los maestros en el Museo del Prado.

La capital aragonesa ha organizado exposiciones de obras de Hermógenes Pardos en el Palacio de Montemuzo y en el Torreón Fortea, la última de ellas en 2006, pero esta es la primera vez que su trabajo artístico es expuesto en La Lonja.

Evolución artística de hermógenes pardos

El comisario de la muestra, Rafael Ordóñez, ha destacado que Pardos comienza su carrera en los 70 con «bastantes inclinaciones surrealistas», con dibujos y pinturas que reflejan un repertorio amplio de símbolos, de imbricaciones entre lo vegetal y lo humano, con un erotismo explícito o sugerencias oníricas.

De esta forma, en su obra aparecen frecuentemente relojes como símbolo de la fugacidad del tiempo, frutas y panes como los placeres de la vida o nudos y zarzas que hablan de los problemas de la existencia. Todo ello con influencias del barroco y del manierismo --Caravaggio o Archimboldo-- o de artistas más modernos, como Salvador Dalí, e incluso el 'pop-art'.

Su época en Madrid, donde experimenta con nuevas técnicas como el aguafuerte, se aproxima a «cierto expresionismo» con la incorporación de temas mitológicos, pero pronto recupera su simbolismo naturalista llevando a sus pinturas árboles, que junto a la luz simbolizan la vida; frutas, como ejemplo de sensualidad; o flores, de belleza.

A continuación, evoluciona hacia la fragmentación de las formas y hacia «ciertas evanescencias» que rozan «una abstracción casi total». De esta época, la muestra incluye 46 pinturas.

Con su vuelta a Zaragoza, en 2011, Hermógenes Pardos se convierte en un pintor realista y se centra en paisajes «muy particulares» del entorno urbano del río Ebro, de los que se exponen diez en La Lonja. En ellos destacan sus puntos de vista, sus perspectivas, encuadres y el uso del color. La pieza que corona la muestra es una vista de la ciudad.