Manos Unidas de Barbastro-Monzón apoyará a 212 alumnas de Educación Secundaria en Ruanda. | DIÓCESIS DE BARBASTRO-MONZÓN

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La delegación de la Diócesis Barbastro-Monzón de Manos Unidas Campaña contra el Hambre acometerá, en 2024, el proyecto de Apoyo a la Educación Secundaria en Rukara (Ruanda), un internado con 212 alumnas de 16 años de media como beneficiarias directas y 458 alumnos como destinatarios indirectos.

«Hay que hacer lo imposible para que estas chicas salgan adelante, tengan una buena formación, lleguen a la universidad y ocupen puestos que realmente acaben cambiando esas estructuras políticas y sociales tan deficitarias y corruptas que hacen que las situaciones estén como están», ha explicado la delegada de Manos Unidas en Barbastro-Monzón, Genoveva Buatas.

Por ello, Diócesis acometerá este año un proyecto con un ambicioso reto económico, 80.834 euros, y el firme compromiso de llevarlo adelante en una campaña global bajo el lema 'El efecto ser humano', han informado en una nota de prensa.

Este compromiso cuenta con el respaldo de las mujeres llegadas de los cuatro arciprestazgos diocesanos que en 2023 financiaron un proyecto de mejora de agua e higiene en Malawi, en 2022 se entregaron al empoderamiento femenino en India y en 2021 ayudaron a 170 familias de Paraguay.

«Sois mujeres audaces, valientes y proféticas, que denuncian la realidad que nos está tocando vivir; que revierten el orden de la creación para poner a Dios en el centro; mujeres que piden para los demás, para los de fuera», ha apuntado el obispo de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Pérez.

Por su parte, la delegada diocesana de Caridad, Julia Lirios, ha subrayado que, junto a Manos Unidas, «la Diócesis entera quiere ser testimonio de la ternura de Dios, que se tiene que manifestar con cercanía, con escucha, con muchas actitudes que son muy importantes, pero también con eficiencia».

Dicha «eficiencia y rigor» se muestran en los 84.600 euros recaudados en 2023, de los que apenas 1.500 se destinaron a los gastos de campaña; el resto, se transfirió a Manos Unidas a la Educación Secundaria de chicas en Ruanda.

«Nos encantan los proyectos en los que receptoras son mujeres. Que tengan la formación mejor posible y en las mejores condiciones es una razón por la que elegimos el proyecto de Ruanda», ha incidido Buatas, recordando que «así acaban siendo motores de desarrollo y sostenimiento».

Colaboración

A este propósito, y con el objetivo de contribuir a desarrollar el Derecho Fundamental a la Educación, la Diócesis de Kibungo, como socio local, junto con la Dirección del Liceo y la Asociación de Padres (APERU) solicita la colaboración de Manos Unidas para la construcción de un nuevo dormitorio y vallado del recinto, así como la rehabilitación y transformación de dormitorios existentes y servicios sanitarios del Liceo Saint Marcel de Rukara, que tiene un total de 458 alumnos.

Estas nuevas y renovadas instalaciones permitirán a las 212 alumnas internas disponer de un espacio digno en condiciones de higiene y salubridad básicas, así como garantizar su seguridad.

El socio local, con el sacerdote diocesano Abbé Jean Uwizeyeal frente, y los beneficiarios participarán con el 12 por ciento del presupuesto total del proyecto, que incluye parte del equipamiento necesario (35 literas y 28 armarios), trabajos de construcción y compra e instalación de cisternas.

Manos Unidas contribuye con el 88 por ciento en los trabajos de construcción y parte del equipamiento (42 armarios); la actuación se realizará en 12 meses.

Ruanda

Ruanda, ha recordado la delegada, es un país de África Central, cuyo nombre evoca los trágicos conflictos de 1994 y su genocidio. Han pasado 28 años y el Estado intenta mejorar la calidad de los servicios básicos.

Por un lado, la sanidad, poniendo en marcha mutuas de salud, aunque muchas familias no pueden acceder a ellas por sus bajo srecursos; y por otro, la educación, sobre la que se ha decretado la gratuidad de la enseñanza primaria, objetivo que no se puede cumplir plenamente por falta de instalaciones y medios. Sin embargo, y para compensar, el Gobierno apoya toda iniciativa privada, como puede ser la de la Iglesia Católica.

El cartel y lema de la Campaña contra el Hambre de este año invita «al compromiso personal a toda la sociedad, compromiso personal para apoyar a los descartados climáticos, porque la actividad económica de los países más ricos genera desigualdad, genera pobreza en esos países que ya la tenían», han indicado.