Se trata de un modelo que existe en otras zonas de España, pero no en Aragón, y que consistirá en atender a estas personas mediante un abordaje dual en una unidad que tendrá su sede en el centro de salud Teruel Ensanche.
Esta medida se implantará coincidiendo con el hecho de que el concierto que posee el Gobierno de Aragón con la Unidad de Atención y Seguimiento de Adicciones (UASA) de Teruel, que gestiona Cruz Roja, finalizó el pasado 30 de septiembre, y el médico que da atención en ella se jubila este mes. El tratamiento de estas personas, alrededor de 200, se va a asumir a partir del mes de abril por parte del Servicio Aragonés de Salud.
«Dado que la mayor parte de los pacientes atendidos en las UASA están, además, en tratamiento en las unidades de salud mental por otra patología psiquiátrica, establecemos ahora un dispositivo en el que la atención es integral para ambas patologías. Esto es lo aconsejado en todas las guías clínicas, es decir, que la atención sea paralela y no secuencial», ha expuesto Corbera.
En lo que respecta a la patología dual --personas que sufren tanto una adicción, como un trastorno psiquiátrico--, el director general ha aportado el dato de que, según la Sociedad Española de Patología Dual, se presenta en el 70-80 por ciento de los pacientes con esquizofrenia, en más del 60 por ciento en los pacientes con trastorno bipolar, en más del 70 por ciento en trastornos de personalidad graves, y en más del 30 por ciento en trastornos por ansiedad y depresión.
El titular de esta nueva dirección general ha manifestado que su creación era «muy necesaria» y su labor requiere de una planificación estratégica «muy cuidada», que incluya desde el modelo de atención hasta el desarrollo de estrategias de prevención de la enfermedad mental, «en un contexto de notable incremento de la demanda en nuestra Comunidad Autónoma durante los últimos años, no sólo, pero sobre todo, a partir de la reciente pandemia de la Covid-19».
«Pensamos que se ha producido un deterioro de la atención a la salud mental, la cual se ha convertido, ya hace tiempo, en una nueva pandemia», ha enfatizado Manuel Corbera.
También ha mencionado los ejes de la dirección general, que son la defensa de un modelo de atención comunitario, «que queremos potenciar»; disminuir la variabilidad en la práctica clínica, apoyándose en guías y protocolos; centrar la atención en la persona, en un contexto de humanización y autonomía; y detectar y registrar los perfiles clínicos más incidentes y prevalentes, para optimizar los recursos en función de las necesidades cambiantes en el tiempo.
Una vez conocido el diagnóstico de la situación, el director general ha planteado como objetivos recuperar espacios para la atención en salud mental y hacer frente a las carencias, como el número de camas de hospitalización breve de adultos ya que se cuenta con las 107 actuales frente a las 135 a 160 que corresponderían, según la Organización Mundial de la Salud, «número, por cierto, que no ha cambiado desde marzo de 2012», ha señalado Corbera.
Además, se ha referido a la intención de mejorar el número de plazas de Hospital de Día Infanto-juvenil y la necesidad de un dispositivo residencial de hospitalización de media-larga duración también en la edad infanto-juvenil.
Infancia y adolescencia
Corbera ha constatado que, tras la pandemia, ha tenido lugar un aumento muy llamativo de los trastornos mentales en la infancia y la adolescencia y por eso se ha fijado como objetivos completar las infraestructuras de hospital de día y hospitalización de agudos, así como reforzar la dotación de personal en la atención ambulatoria.
En este punto, ha sostenido que para mejorar la atención de los pacientes de esta edad y las condiciones de trabajo se van a integrar en los próximos meses las dos Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil del Sector Zaragoza II en un espacio más adecuado, ubicado en el Hospital General de la Defensa de Zaragoza, potenciando el actual convenio con esta institución y facilitando un aumento de la prestación de servicios de este dispositivo.
Otras actuaciones serán mejorar la coordinación en la transición de los pacientes de infanto-juvenil a los dispositivos de adultos mediante programas específicos y potenciar la detección e intervención precoces sobre las patologías psiquiátricas, en coordinación con los servicios educativos y sanitarios.
«Queremos generar un espacio de colaboración entre las Administraciones con competencia en Atención Temprana y Educación, dirigido a la atención de usuarios con trastornos del espectro autista», ha apostillado Corbera.
Riesgo suicida
Por ello, el director general ha abogado por potenciar el programa de detección e intervención precoz en los pacientes con riesgo suicida en el ámbito escolar, que están funcionado bien.
En adultos, se elaborará un programa de prevención del suicidio y un plan de atención a las conductas suicidas, se potenciará la formación en salud mental de colectivos profesionales implicados y relacionados con estas áreas para mejorar la detección precoz del riesgo, la prevención del suicidio y el abordaje de la conducta suicida en población vulnerable.
De igual manera, se promoverán campañas de sensibilización social dirigidas a modificar las actitudes sociales ante las conductas autolíticas y reforzar los medios para mejorar la atención, así como la continuidad asistencial de la población en riesgo de suicidio y en supervivientes del suicidio.
Trastorno mental grave
Manuel Corbera ha indicado, respecto a la atención de las personas con trastorno mental grave, que es muy necesario dotar y desarrollar un programa de Primeros Episodios Psicóticos, que facilite la detección precoz y el contacto prioritario con un contexto favorecedor de una adecuada relación terapéutica, con un inicio temprano de un tratamiento multidisciplinar, optimizando el gasto y mejorando el pronóstico.
Desde la dirección general, se quiere facilitar el desarrollo de un programa de intervención comunitaria para estos pacientes en situación de crisis, que permita en, lo posible, el análisis y la resolución de la misma en su entorno, si bien es un proyecto a largo plazo.
Otro de los grupos a los que se quiere prestar atención es a las personas mayores con patología mental, con programas específicos, al tiempo que se ha de mejorar la asistencia en problemas de salud mental a los usuarios de residencias de mayores.
Más profesionales
El director general ha contado que, en materia de personal, se va a trabajar en medidas para cuidar la salud mental de los profesionales y en fidelizar a quienes se han formado en Aragón, dada la carencia de los mismos, como lo demuestra que si en España hay entre 4,3 y 6 psicólogos y 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, según datos de 2018, y en la Unión Europea 38 y 18 profesionales de cada especialidad, en Aragón, son 3,97 psicólogos y 9,88 psiquiatras por cada 100.000 habitantes.
El problema se va a agravar en los próximos años porque se jubilarán un buen número de esos profesionales. La situación no es mejor en el caso de la enfermería especialista en Salud Mental: en Aragón se cuenta con 5,5 enfermeras especialistas de salud mental, cuando la media europea se sitúa en 8,4 por 100.000.
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